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9 de cada 10 juguetes viejos terminarán en los vertederos, en muchos casos con baterías que contienen metales pesados y otras sustancias contaminantes. A juguete puesto, juguete muerto. Nuestros niños renuevan su parque juguetero a velocidad de vértigo, y la pasión por los nuevos hace que olviden y desechen sin contemplaciones los juguetes viejos. Unos juguetes que en muchos casos son aparatos con tecnología compleja y baterías altamente contaminantes, que no reciclamos de manera adecuada

Hasta un 90% de esos viejos juguetes que los hogares acumulan en cajones, armarios y alacenas irán al cubo de la basura y desde allí a los vertederos. A casi nadie se le pasa por la cabeza que esos juguetes tecnificados, muy a menudo elaborados con plásticos de muy lenta degradación y con presencia de ftalatos, acabarán siendo un foco de contaminación, en especial en las grandes ciudades.

Consejos prácticos para que grandes y pequeños tomemos conciencia e incrementemos ese pobre 10% de juguetes que sí reciclamos. Durante 2007 las ventas de este tipo de juguetes y aparatos crecieron casi un 18%, cifra que muy previsiblemente se superará este 2019.

Algunos expertos intentan advertirnos de una epidemia que amenaza a los niños y niñas en los primeros años de sus vidas. Cada vez hay más estudios concluyentes que afirman que el uso abusivo de las pantallas de móvil y tabletas puede provocar trastornos del lenguaje y el sueño en los más pequeños; además del aislamiento y la baja tolerancia a la frustración que provoca. Cada vez hay más colectivos de pediatras, logopedas y psicólogos, que piden a las autoridades que hagan campañas para informar de los efectos de la sobreexposición de los niños a las pantallas como se hace con las adicciones al alcohol, el tabaco y las drogas.

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El daño de los tampones y toallitas higiénicas

Vida fértil de una mujer tiene una duración de alrededor de 40 años y que utilizamos cerca de 4 a 5 toallas higiénicas al día, cada mujer utilizará en su vida entre 10.000 y 13.000 toallas higiénicas o tampones. Lo que, según se ha estimado, equivale a alrededor de 65 kg de basura. Con aproximadamente 4.000.000 de mujeres en edad fértil en Chile, ya podemos hacernos una idea de la cantidad de desechos que estamos produciendo al año.

Las toallas higiénicas tardan entre 500 y 800 años en degradarse y que, una vez que han cumplido su labor, terminan en vertederos, cursos de agua o sencillamente en nuestros océanos. En el caso de los tampones, éstos tardan cerca de 6 meses en degradarse, esto sin contar su envoltorio (usualmente hecho de plástico).

Hay otro factor preocupante en el uso de estos productos femeninos íntimos del que no solemos escuchar: sus compuestos y sus posibles efectos en nuestra salud.

Hoy en día son cada vez más las alternativas y marcas disponibles de productos para la menstruación, como por ejemplo lo que mostraba Aukymia o la copa menstrual . En el caso de las toallas higiénicas, están hechas de fibras naturales como algodón y lino. Según cifras recogidas en un artículo del periódico en línea Huffington Post, el 98% de las usuarias que menstrúan usan tampones y/o toallas higiénicas cada mes, lo que significa que una mujer usará más de 11 mil unidades de éstos durante su vida. Se estiman que se desechan más de 100 mil millones de estos productos al año, según cifras entregadas al medio británico Telegraph.

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