Servicios

¿Qué hacer ante un episodio de ansiedad en niños o adolescentes?

Uno de los principales desafíos, según la especialista, es que los adultos muchas veces no logran identificar con claridad sus propias emociones, lo que dificulta acompañar adecuadamente a niños, niñas y adolescentes.

La adolescencia es una etapa compleja: se experimentan una diversidad de emociones y comienza la construcción de la identidad. ¿Cómo lidiar con estos cambios? La secretaria de Educación Diferencial de la Universidad San Sebastián (USS), Daniela Muñoz, entregó algunas recomendaciones.

En primer lugar, Muñoz subrayó que la ansiedad es una emoción compleja que cumple una función adaptativa. “Tiene el rol de movilizarnos, anticiparnos ante posibles miedos o temores”, explicó.

Esta emoción involucra varios componentes: uno cognitivo —relacionado con la anticipación de un daño futuro—, otro somático —que se manifiesta en síntomas físicos como aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración de manos, dolores de cabeza, estómago o espalda—, y un componente conductual, relacionado con la evitación.

“En el fondo, yo tengo una anticipación a algo malo que puede ocurrir. Eso me genera una serie de incomodidades físicas, y por lo tanto, evito esa situación. Esto puede ser una araña, un león o un examen, una disertación. Y nuestro organismo libera las mismas hormonas ante un león que ante una prueba o una fiesta con personas nuevas que me genera incomodidad”, explicó la experta.

Muñoz agregó que es esperable que en ciertas edades se experimente ansiedad. Por ejemplo, en períodos de adaptación como el paso del jardín al colegio, de la enseñanza básica a la media, y especialmente durante la transición de la infancia a la adolescencia.

“En la adolescencia, normalmente aparecen elementos asociados al rendimiento social: hacer amigos, expresarme oralmente frente a un grupo, y el miedo a que se rían de mí o a lo que puedan pensar los demás. Eso es propio de la adolescencia”, detalló. En cambio, durante la infancia la ansiedad suele estar más relacionada con la separación de los cuidadores principales y el temor a sentirse perdido o desprotegido.

Ante esto, advirtió que lo ideal es evitar que la ansiedad se convierta en un problema patológico. Para ello, destacó la importancia de enseñar a niños, niñas y adolescentes a identificar qué les está ocurriendo.

“Es decir, encontrar el origen. Es importante poder identificar cuál es esa fantasía, qué es lo que realmente puede ocurrir, cuál sería la peor consecuencia, y poder enfrentarme a aquello para darme cuenta de que en realidad no era tan así como yo me lo imaginé”, comentó.

Según la especialista, uno de los principales desafíos es que los adultos muchas veces tampoco logran identificar con claridad sus propias emociones, lo que dificulta el acompañamiento. “Tenemos que empezar a aprender a identificar nuestras propias emociones para poder prestar, literalmente, el lenguaje al niño”.

“El niño todavía no va a poder decir que siente ansiedad a los cinco o seis años, pero si yo le digo: ‘Cuando era pequeña me pasaba esto en tal situación, y me servía mucho contárselo a mi mamá’, entonces él podrá acoplarse a ese lenguaje y expresar lo que le está sucediendo”, concluyó.


Mira aquí el video