¿Cómo enfrentar el uso de pantallas en niños y adolescentes? ¿Desde qué edad es recomendable su uso? Estas interrogantes fueron respondidas por Carina Castro, neuropsicóloga pediátrica.
Carina Castro, neuropsicóloga pediátrica, entregó recomendaciones a padres y cuidadores sobre cómo manejar el uso de pantallas en niños, niñas y adolescentes.
Desde su perspectiva, se trata de un desafío complejo, ya que su uso está altamente normalizado y los límites deben establecerse a partir de una base informada.
En ese sentido, explicó que lo primero es conocer los tiempos recomendados por edad. “La Academia Española de Pediatría los acaba de actualizar con toda la evidencia robusta que dice: de 0 a 6, nada de pantallas. Si aún así decidimos, a partir de los 3 años, incluirlas, básicamente tenemos que utilizar dos ideas: no más de 30 minutos, primera, y segunda, contenido de calidad. Hay páginas que me ofrecen para qué edad, qué contenido es recomendable”.
Para el grupo entre 6 y 12 años, subrayó que se debe respetar el límite de no más de una hora diaria y, además, es fundamental supervisar el contenido, asegurándose de que no sea violento.
En cuanto al uso de dispositivos con acceso a internet, recomendó que se introduzcan a partir de los 14 años, y el uso de redes sociales desde los 16. En esta etapa, enfatizó la importancia del acompañamiento. “Siempre guiar y mantener un control parental desde nuestro dispositivo”, indicó.
La especialista advirtió que las pantallas pueden generar una fuerte dependencia. “Tenemos que entender que las pantallas activan los mismos circuitos en el cerebro y crean la misma química cerebral que las drogas, entonces son altamente adictivas”.
En este contexto, compartió una guía basada en los “5 nunca”:
“Nunca pantallas mientras comen”.
“Nunca dos horas antes de ir a dormir”.
“Nunca mientras realiza otra actividad como colorear o estudiar”.
“Nunca para calmar una emoción como el aburrimiento, la tristeza o el enojo”.
“Y nunca cuando está en un evento social, para permitirle socializar y exponerse al lenguaje de otras personas”.
Finalmente, remarcó que uno de los principales desafíos es mantener límites claros y educarse sobre el uso responsable de la tecnología.
“Lo más importante es educarnos nosotros en cómo incorporarlas de forma gradual. Entender qué significa el control parental, cómo se instalan en nuestros dispositivos, cómo funcionan y cómo podemos guiar a nuestros hijos en un uso de un dispositivo sano. Porque no podemos esperar que, si nunca les hemos enseñado a utilizarlo, cuando le damos el dispositivo con acceso a internet, sepan usarlo de una forma sana”, concluyó.