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¿Cómo afectan los resfríos a la voz y qué hacer para prevenirlo en invierno?

En esta temporada aumentan los casos de resfríos y gripes, los cuales pueden inflamar la laringe y provocar alteraciones en la voz. ¿Cómo protegerse para evitar daños en las cuerdas vocales? Revisa aquí las recomendaciones de un especialista.

Durante los meses fríos, la voz suele ser una de las primeras afectadas por los cambios ambientales. Las bajas temperaturas resecan la mucosa de las vías respiratorias y de la laringe, lo que provoca irritación y dificulta el movimiento normal de las cuerdas vocales. A esto se suma que, en invierno, muchas personas tienden a respirar por la boca, lo que impide que el aire se humidifique adecuadamente antes de llegar a las vías respiratorias.

Todo lo anterior genera molestias como carraspeo frecuente y favorece la fatiga vocal. Para quienes usan la voz como herramienta de trabajo —como docentes, locutores, actores o cantantes—, estas condiciones pueden representar un verdadero desafío.

¿Por qué la voz se ve afectada?

Rodrigo Romero, académico de Fonoaudiología de la Universidad Andrés Bello, sede Concepción, explica que la laringe —ubicada en el cuello— cumple funciones vitales: por un lado, permite el paso del aire hacia los pulmones; por otro, alberga las cuerdas vocales, que producen la voz a través de su vibración. Esta doble función la convierte en una estructura especialmente sensible a los cambios de temperatura y a la presencia de virus respiratorios, más frecuentes en época invernal.

Enfermedades como resfríos o gripes pueden inflamar la laringe y provocar disfonía —alteración de la voz— o incluso pérdida temporal de esta. Hablar en esas condiciones puede agravar el cuadro y dañar aún más la calidad vocal.

¿Qué medidas se pueden tomar?

Uno de los factores clave para el cuidado vocal es la hidratación. Mantener la humedad del tracto vocal y, en particular, de los bordes de los pliegues vocales, permite una vibración más eficiente de las cuerdas, con menos fricción y menor esfuerzo.

Ahora bien, es importante aclarar que el agua que bebemos no entra en contacto directo con las cuerdas vocales, ya que estas se encuentran dentro de la vía aérea y están protegidas por mecanismos que impiden el paso de líquidos hacia los pulmones. Por eso, la hidratación es un proceso sistémico: el agua ingerida es absorbda por el organismo y contribuye, de forma indirecta, a mantener la lubricación de los tejidos.

Ambientes calefaccionados y mal ventilados tienden a resecar el aire, lo que intensifica la sequedad de las mucosas. En este contexto, se recomienda beber líquidos de manera constante a lo largo del día y, si es necesario, utilizar humidificadores para mejorar la calidad del aire interior.

Además de mantenerse hidratados, existen otras acciones fundamentales para proteger la voz en invierno:

  • Proteger el cuello con bufandas.
  • Cubrir la boca al salir al frío.
  • Evitar los cambios bruscos de temperatura.
  • No fumar ni exponerse a ambientes con polvo o calefacción directa.
  • Respirar por la nariz, para que el aire llegue más filtrado, tibio y húmedo a los pulmones.
  • Realizar calentamiento vocal antes de un uso intensivo de la voz, idealmente con la orientación de un fonoaudiólogo que diseñe una rutina personalizada.

¿Cuándo consultar a un especialista?

Algunas señales de alerta pueden indicar una alteración vocal más seria. Entre ellas se encuentran:

  • Disfonía que se extiende por más de 15 días.
  • Carraspeo constante.
  • Sensación de cuerpo extraño en la garganta.
  • Dolor al hablar.
  • Fatiga vocal precoz.

En estos casos, se recomienda consultar a un fonoaudiólogo o a un otorrinolaringólogo para una evaluación precisa y el tratamiento adecuado.