Conseguir anticonceptivos en Venezuela es prácticamente imposible, ya que comprar preservativos cuesta hasta 10 sueldos mínimos en el país. Una realidad que no solo preocupa por el control de natalidad, sino que además pone en riesgo la vida de cientos de mujeres.
Una realidad opuesta a lo ocurrida en gran parte del gobierno de Hugo Chávez, quien se declaró muchas veces como feminista. Instancia donde el Estado contaba con programas de atención a la mujer, ofrecía anticonceptivos, condones y otros métodos de planificación familiar de forma gratuita.
Pero tras varios años de crisis económica, la situación es radicalmente distinta. Mujeres se agolpan en centros de planificación familiar para conseguir pastillas, debiendo hacer filas y esperar durante horas.
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Según una administradora de estos centros, Nelmary Díaz, esta situación ha provocado embarazos no deseados, sobre todo en poblaciones de jóvenes y adolescentes, además de altos índices de mortalidad materna.
El problema no es solo la escasez de estos productos y que se elevó al 50% en este último año según la Asociación Venezolana para la Educación Sexual Alternativa. Y es que los precios prácticamente son imposibles de solventar para los bolsillos de los ciudadanos.
De acuerdo con el presidente de la Federación de Farmacias de Venezuela, Freddy Ceballos, como el 95% de los insumos de la industria farmacéutica del país son importados, dependen del tipo de cambio de un dólar que se ha disparado.
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“Las parejas o las damas, tienen que decidir ‘o como, o le compro la comida a mi mamá o el medicamento a mi mamá’, porque no pueden comprar anticonceptivos y esa es una realidad. No hay acceso a los medicamentos”, indicó Ceballos.
Los condones cuestan entre 2 a 8 millones de bolívares. Las pastillas anticonceptivas entre 24 y 36 millones, mientras que un dispositivo intrauterino llega a costar 216 millones de bolívares.
Y el salario mínimo en Venezuela es de un millón 200 mil bolívares, es decir, 65 centavos de dólar según la cotización del Banco Central de Venezuela.
Magdimar León, experta en salud, apunta a que este hecho podría causar un retroceso en generaciones. “Pudiéramos decir que estamos en la misma situación que nuestras abuelas y bisabuelas, que no contaban con métodos anticonceptivos. Y qué implicaciones tiene esto para la vida de una mujer. Bueno, quedar atrapada en casa”, concluyó.
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