La marina ucraniana acusó el pasado domingo a Rusia de haber disparado contra un grupo de sus navíos en el estrecho de Kerch, generando alerta entre ambos países ante una posible invasión desde Moscú a suelo ucraniano.
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Los rusos atacaron dos pequeñas embarcaciones de combate y un remolcador de la marina ucraniana y también dispararon e hiriendo a seis tripulantes de la flota, que circulaban por el territorio que separa Crimea de Rusia y es además une el mar Negro con el mar de Azov, controlado actualmente por Rusia.
Frente a este hecho, el presidente Vladimir Putin culpó al país vecino de violar los límites territoriales, asegurando que este hecho fue una provocación por parte del país vecino con el fin de poner a Occidente en su contra.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov describió el incidente como una “provocación peligrosa” de Kiev que requería “atención especial e investigación especial”.
Debido este crisis que se está desarrollando, el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, ha firmado este lunes un decreto en el que declara el estado de excepción en las áreas del país más vulnerables ante un posible ataque de Rusia.
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El presidente de Estados Unidos Donald Trump, si bien no ha cuestionado el ataque, puso en duda la participación de Putin en la cumbre del G20 en Buenos Aires, Argentina.
Por su parte, el mandatario ruso declaró que espera poder hablar con Trump en Argentina, asegurando que además que EE.UU está dispuesto a “cumplir cualquier capricho del gobierno ucraniano”.
Cabe señalar que Rusia y Ucrania han estado atrapadas en un conflicto a largo plazo desde la anexión de la península del mar Negro de Crimea por parte de Rusia en 2014. Y una guerra con los separatistas respaldados por Rusia en el este del país ha cobrado más de 10.000 vidas.
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