Seis noches de manifestaciones se registran en Mineápolis, Minnesota, y diversos otros lugares de Estados Unidos tras el asesinato de George Floyd mientras era detenido por la policía de la ciudad por supuestamente haber falsificado un billete de $20 dólares ($15 mil).
La muerte de Floyd ocurrió luego que tres oficiales de Mineápolis lo retuvieran en el suelo durante cerca de 8 minutos. Uno de ellos, Derek Chauvin, se cargó con su rodilla directamente en el cuello del afroamericano de 46 años. Según la autopsia del condado de Hennepin no se encontraron “hallazgos físicos” para “apoyar un diagnóstico de asfixia traumática o estrangulamiento”.
Sin embargo, una segunda autopsia independiente sostiene que Floyd murió por “asfixia por presión sostenida”, y que su fallecimiento ocurrió en la escena captada en el video difundido ampliamente.
La muerte de Floyd se suma a una larga lista de fallecidos por violencia policial. Gwen Carr, madre de Eric Garner, aseguró que sintió un deja vú cuando supo de su caso y vio el registro. Garner murió el 17 de julio de 2014 tras ser estrangulado por un oficial de la policía de Nueva York.
La ira desatada en EE.UU. da cuenta de una serie de eventos repetidos en el tiempo, que involucran fuertemente el racismo que no terminó al mismo tiempo que la esclavitud en el siglo XIX.
A la fecha, estudios revelan que un hombre afroamericano sufre penas un 19,5% más largas que un caucásico en Estados Unidos. Asimismo, tienen tres veces más detenciones relacionadas a drogas que los blancos, aún cuando ellos consumen más.
Un niño o una niña afroamericana representan cerca de un 18% de la matrícula escolar, pero un 42% de las expulsiones.
Por otro lado, un hombre afromericano tiene 2,5 veces más posibilidades de recibir un disparo de un policía que un hombre caucásico.
Esto, sumado a que en más de una ocasión o no hay sanción o esta es muy baja en comparación a un abuso policial contra una persona blanca.
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