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Nació en Lautaro, en la región de La Araucanía, y a sus 70 años se ha convertido en uno de los compositores más importantes de la música popular chilena. Horacio Salinas ha escrito para teatro, cine, documentales y sus piezas han sido interpretadas por orquestas tan prestigiosas como la London Symphony.

En 1967, cuando solo tenía 16 años, fue uno de los fundadores de Inti Illimani, con quienes vivió el exilio en Italia durante la dictadura militar de Augusto Pinochet. Salinas se transformó en un eje del conjunto musical, siendo el autor de más de 80 de sus melodías.

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Melodías icónicas como Alturas, Chiloé y Trigales llevan su sello y su firma. Actualmente, Horacio sigue componiendo de manera activa, es el director de Inti Illimani Histórico y acaba de dejar la presidencia de la Sociedad Chilena de Autores e Intérpretes Musicales (SCD).

“Cuando hago música entro en un espacio distinto, en un refugio donde uno sueña y desea fuertemente compartir esos sueños con los demás”, sostuvo el artista. “Componer para mí no es solo ineludible, sino que es la mejor manera que tengo para hablarle a los demás”.

En conversación con CNN Íntimo, Horacio Salinas Álvarez reflexionó sobre los efectos de la pandemia para la música chilena y criticó la falta de apoyo del Estado. Asimismo, abordó su carrera, la inspiración a la hora de crear y lo ocurrido durante estallido social.

“Un silencio ensordecedor”

Para Salinas, la pandemia causó “un silencio muy ensordecedor, ya que los artistas necesitan de la gente para validar lo que hacen”. “Nuestra labor es un trabajo de comunicación, del mundo de los afectos y, cuando eso no se tiene, viene a menos el sentido de la actividad profesional que se hace”.

“Todos quisiéramos olvidarnos del 2021, superar la pandemia y recuperar este espacio que finalmente no es solo por los artistas, es por la comunidad que se crea entre el país, el arte y la música. La música es también como un refugio para la gente y todo eso ha estado ausente”, agregó.

El compositor sostuvo que la crisis sanitaria fue una “experiencia tremendamente negativa”. “Los músicos no dejan de cultivarse y de ir perfeccionando el trabajo que hacen, pero si no se abren estas puertas y no se restablece la comunicación, la vida de los artistas es muy opaca”.

Salinas detalló que el grupo tuvo la oportunidad de realizar dos conciertos importantes de manera presencial. “Ahí nos dimos cuenta de lo extraordinario que es cantar, juntarnos a hacer música y que eso lo perciba la gente. Finalmente, se cierra el círculo de satisfacciones que hace que todo tenga un sentido”.

La música (…) remueve y otorga una especie de respiro, de tranquilidad y de paz. Es un refugio y un espacio al cual se entra, ya que la gente no solo ingresa al teatro a ver un espectáculo, entra a la música y la música es ese lugar que nos acoge, emociona y, sobre todo, nos libera de la vida que es tan compleja”, dijo.

El mundo artístico durante la pandemia

La pandemia implicó una gran precariedad para el mundo artístico, el cual históricamente ha sido un gremio frágil. A Horacio Salinas le tocó terminar la presidencia de la SCD durante ese periodo, por lo que tuvo la oportunidad de conocer de primera mano la realidad de miles de artistas.

—¿Cómo han sobrevivido los artistas?

La sobrevivencia ha sido compleja. Nosotros lo que hicimos desde la SCD, y nos pareció que era lo mínimo, fue ir a socorrer a un gremio de más de 20 mil personas -artistas profesionales o en formación profesional- que han vivido de manera muy precaria todo este impacto.

“El Estado y el Ministerio de Cultura, entre otros, no tuvieron ninguna sensibilidad ni conciencia de la importancia de ir en auxilio de este gremio y eso no es solo en relación con la pandemia, ya que yo diría que hay una incomprensión del rol de la cultura y del arte por parte del Estado”.

El compositor afirmó que en muchas oportunidades interpelaron a la ministra de Cultura. “El principal rol de ella era velar por la comunidad inmensa de personas que estaban tremendamente desvalidas y, cuando más se necesitó, esa ayuda no existió”.

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Este desamparo del Estado, que es una cosa un poco histórica en Chile, es muy lamentable. Un país que no entiende, no valora, no quiere y no educa a sus ciudadanos en la importancia de cuidar a los artistas es un país que, en el fondo, desatiende lo más preciado que el mundo luego pide”, agregó.

Salinas recalcó que “Chile es famoso, no por los ministros de Hacienda, sino que es famoso por Neruda, Arrau, Matta, Gabriela Mistral, Quilapayún, Inti Illimani, los Parra, Víctor Jara, Patricio Manns. Esas son las figuras y, si eso no está claramente en el corazón de las autoridades, es muy triste”.

—¿Cómo, desde la experiencia de la pandemia, han surgido creaciones?

Sucede muchas veces la paradoja de que situaciones extrañas, duras o incómodas, incluso para los propios artistas, se traducen a veces en una fuerte inspiración. (…) Esta época ha sido también de mucha creatividad y todos hemos contado con muchísimo más tiempo para seguir el camino de la creación.

El clima político de Chile

Durante estos últimos años, además de la pandemia, Chile ha vivido una serie importantes cambios. El estallido social, la redacción de una nueva Constitución y la elección de un nuevo presidente han sido solo algunos de los eventos que han marcado al país.

—Ustedes fueron partícipes del gobierno de Salvador Allende y vivieron también la dictadura. ¿Podemos hacer alguna analogía entre lo que pasó hace 50 años y el clima que estamos viendo ahora?

Yo creo que hay un clamor parecido. (…) Yo diría que lo que se respiraba durante el gobierno de Salvador Allende era algo que también sentimos durante el estallido. Es un anhelo de que las cosas tienen que ser distintas, de que no es verdad que vivimos en paz, que tenemos más bienes materiales, no es cierto.

“Durante el gobierno de Allende lo que nosotros pudimos percibir (…) era un acto de liberación y de conquista de anhelos que en muchos casos no alcanzaron ni siquiera concretarse, pero había una voluntad, un sueño y un sentirnos todos mucho más en una comunidad, más preocupados del resto”, agregó.

—Durante el estallido social hubo mucha violencia. ¿Te llamó la atención?

Me llama mucho la atención la violencia y no soy de aquellos que, de manera simplista, alegan contra ella. La violencia tiene una causa y es muy triste ver que la gente se siente en la obligación de entrar a un supermercado y saquearlo. Hay que ver qué es lo que sucede y por qué eso sucede.

Salinas reconoció que le “molesta mucho” la violencia, pero sostuvo que lo correcto “es meditar sobre el por qué se producen estas situaciones”. “Felizmente, hoy día empieza a haber conciencia de eso. Hemos recorrido un camino duro, pero para entender eso de repente suceden actos de violencia”.

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—En la primaria entre Daniel Jadue y Gabriel Boric, tú junto a Horacio Durán apoyaron a Boric, lo cual desató la ira de los seguidores de Jadue, quienes en redes sociales fueron durísimos. ¿Te sorprendió?

No me sorprendió, ni siquiera me dio rabia. (…) Hoy las cosas están muy crispadas y yo creo que eso fue un gesto antidemocrático. Nosotros optamos por Boric, ya que conocemos mucho a Allende y, cuando Jadue dijo que él era la continuidad de Allende, nos pareció una cosa tremendamente exagerada.

—¿Y qué vieron ustedes en Gabriel Boric como líder político?

Vimos que era un muchacho joven, como fueron muchos de los que gestaron la independencia (…). Es soñador, incontaminado, honesto y nos pareció que es lo que se necesita en este momento, un cambio a una generación que luchó muy inteligentemente en el año 2011 y 2012. Él es una renovación necesaria.

Creciendo junto a Inti Illimani

Horacio fue parte de Inti Illimani desde su fundación en 1967, cuando apenas tenía 16 años. A finales de los 70’, Salinas encontró en Patricio Manns a su gran compañero creativo y, entre ambos, compusieron temas icónicos como Vuelvo, Retrato, Cántiga de la memoria rota y La muerte no va conmigo.

—¿Qué ha significado la música de los Inti Illimani en estos 54 años de historia?

Me es complicado hablar sobre la importancia del conjunto porque finalmente lo que uno hace tiene un sentido para la gente y son ellos quienes le dan una importancia. (…) En el caso de Inti Illimani, hemos tenido este reconocimiento, hemos viajado por cerca de 60 países y en todos dejamos un buen recuerdo.

—Tu música propia ha sido también muy fecunda.

Sin duda que lo más importante y donde yo me eduqué es en el Inti Illimani. Ahora, luego la curiosidad por la música me llevó también a experimentar música para cine, teatro, etcétera y, últimamente, me he atrevido a escribir más para orquesta.

—En Inti Illimani tú hacías las melodías, pero tuviste un compañero que escribía las letras. Ese fue Patricio Manns, a quien despedimos hace pocos meses atrás.

Yo siempre digo que era una especie de sastrería lo que teníamos. Yo tuve el privilegio de trabajar con una persona con quien hacíamos canciones muy rápidamente. Él escribía casi sin correcciones y con mucha musicalidad, por eso quizás no me costaba para nada hacerles música a sus textos.

“Fuimos increíblemente distraídos, tanto el Estado como las autoridades de este país. Por ejemplo, yo no recuerdo haber leído algún pésame o nota de parte del Ministerio de la Cultura respecto a la muerte de Patricio. Él, junto a Violeta Parra y Víctor Jara, es uno de los tres próceres de la canción chilena”, cerró.

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