La cumbre entre Donald Trump y Kim Jong-un no terminó con tantas sonrisas como se esperaba. Durante la última jornada de reuniones la cita terminó de manera abrupta, con un almuerzo y la ceremonia de firma cancelada.
¿El problema? Según Estados Unidos, Corea del Norte exigió el levantamiento total de las sanciones económicas a cambio de renunciar de manera parcial a su propio material nuclear. Según el régimen norcoreano, sin embargo, se trata de un malentendido.
Antes de partir de Vietnam, el mandatario estadounidense aseguró que “fueron reuniones muy productivas. Yo pensé y el secretario Pompeo sintió que no sería bueno firmar algo. Creo que nuestra relación es muy sólida y teníamos algunas opciones, pero en este momento decidimos seguir adelante sin ninguna de ellas. Veremos cómo va”.
Cuando Trump ya iba en el avión de vuelta a Norteamérica, el ministro de relaciones exteriores norcoreano, Ri Yong Ho, dijo en una conferencia de prensa desde Hanói que le parecía que había habido un malentendido en las negociaciones, porque los estadounidenses entendieron que ellos estaban pidiendo el levantamiento total de las sanciones, cuando en realidad lo que quieren por ahora es un alivio parcial a cambio de cerrar su mayor central nuclear.
A pesar del desencuentro, Trump aseguró que la relación no se ha quebrado y que Kim Jong-un le prometió que no haría pruebas nucleares ni lanzaría ningún tipo de misil.
Las conversaciones deberían continuar, pero no hay ningún tipo de calendario o fecha para una nueva reunión.
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