Examinar “puerta a puerta”. Esa fue una de las grandes estrategias que utilizó China para poder frenar la pandemia del coronavirus en su territorio, haciendo que en la actualidad prácticamente no tengan ningún contagio local y muy pocos fallecidos.
Dos imporantes expertos, entre ellos uno de los que asesoró al gobierno de Xi Jinping, hablaron con la agencia de noticias Reuters y explicaron esta medida. La idea fue intentar ir vivienda por vivienda en la ciudad de Wuhan, donde se inició el brote, para examinar y medir la temperatura a cada persona. Si alguno tenía los síntomas, se debía aislar inmediatamente a toda la familia y también a sus contactos.
Localizar y trazar a potenciales personas de riesgo es una de las tácticas más importantes para contener la propagación del virus. Sin embargo, para China no fue fácil. Más de 3.200 personas han muerto en el gigante asiático durante esta pandemia, aunque hoy ya se ve una luz de esperanza y la gente, al parecer, respira más tranquila.
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Este jueves, China informó apenas 67 nuevos casos de coronavirus en una población de 1.400 millones de habitantes. La mayoría de ellos eran de personas que venían del exterior.
Mientras que Italia reportó 6.200, España 6.800 y Estados Unidos cerca de 11 mil. De hecho, este último país se está convirtiendo en el nuevo foco de preocupación.
Por su parte, la provincia de Hubei, el epicentro del brote de coronavirus en China, ya terminó con la cuarentena y el cierre de fronteras esta semana, y está volviendo prácticamente a la normalidad.
La ciudad de Wuhan es el único lugar con aislamiento obligatorio. Aunque no por mucho tiempo: el 8 de abril, los 11 millones de habitantes de esa ciudad podrán también retornar a sus labores habituales.
Un gran logro que no sólo fue posible gracias a las drásticas medidas de las autoridades y a las revisiones “puerta a puerta”, sino también por la disciplina y obediencia de una sociedad que siente el peso, el rigor y el autoritarismo del gobierno chino.
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