El pasado 22 de octubre de 2018 falleció Juan Arancibia, pocas semanas después de haber sido operado en el Hospital de Coquimbo de un cáncer colorrectal. Fue el final de un proceso que comenzó cuando sufrió una hemorragia en mayo del mismo año.

En ese momento, el hombre recibió una orden de carácter urgente para realizarse una colosnoscopía por un prediagnóstico de cáncer. Sin embargo, le dijeron que no había fecha y que solo tenía que esperar a que lo llamaran.

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Dicho examen era necesario para poder entrar al plan, ya que para comenzar el proceso se debe contar con un diagnóstico definitivo.

“Pasamos por montones de médicos y al final se hizo la colonoscopía en un centro clínico privado en el mes de junio, que detectó una formación cancerosa. Luego el especialista Eustaquio Peña lo atendió en julio y dijo que podía entrar al AUGE”, contó Elena Mancini, viuda de Arancibia al diario El Día.

Tras el fallecimiento de Arancibia, Elena intentó dejar de lado el complejo proceso vivido, hasta que recibió un llamado de parte del Hospital de La Serena, informando que le habían asignado a su difunto esposo una hora para hacerle una colonoscopía.

La mujer reconoce que la llamada la afectó y que le hizo recordar la impotencia que sintió en ese momento, debido a que si no hubieran contado con recursos económicos, el diagnóstico de la enfermedad se habría revelado casi un año más tarde.

Así como ella, hay miles de chilenos que se encuentran en una lista de espera que avanza con lentitud.

El presidente regional del Colegio Médico, Rubén Quezada, indicó al citado medio que entre las razones de esta situación están la falta de especialistas y la falta de equipamiento en los centros de salud de la zona.

Además, el vocero médico reconoce la existencia de las brechas que existen en la salud del país. “El sistema público tiene tan buena calidad y criterios de diagnóstico como el sistema privado, el problema está que el primero atiende al 80% de la población con menos la mitad de los recursos, mientras que el segundo atiende al 20% restante con más de la mitad de los recursos, y esto se ve reflejado en los tiempos de espera”, sostiene.

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