Por Mónica Rincón
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Publicado por CNN

20 años de detención de Pinochet en Londres. 20 años de un hecho histórico, como pocas veces se merece de veras ese calificativo del que abusamos los periodistas.

Pero, no hay duda, lo sucedido en la capital británica el 16 de octubre de 1998 marcó un antes y un después al menos en Chile.

El ex dictador, que había logrado cambiar su traje militar por el de civil con perla incluida y entrar al Senado, a ese mismo parlamento que él cerró, había sido alcanzado por la mano de la justicia internacional.

Y eso, sólo eso, hizo posible que los tribunales nacionales se atrevieran a procesarlo. El repentino interés de nuestras autoridades porque la justicia chilena tuviera la primera opción, cuando había permanecido callada respecto a Pinochet durante y después de la dictadura, fue otro recordatorio de lo que ya sabíamos: el pacto de la transición.

Cierto, que perduró el modelo implantado durante su régimen, pero al menos no perduró la imagen que él quiso construirse.

A pesar de que todo Chile vio como el ex dictador alardeaba parándose de su silla de ruedas, el bastón que levantó como signo de victoria, cuando llegó a Chile de regreso, ya comenzaba a perder su poder. A pesar de las visitas que siguió recibiendo en su casa, ya no guiaba de veras a la derecha chilena -al menos no a toda-, que se ha alejado cada vez más de él.

Volvió, pero nunca más al Senado. Fue procesado en una causa de la que se libró de nuevo por una supuesta demencia subcortical leve, según le diagnosticaron.

Ya muy pocos hablarían del ex Presidente. Se encontrarían (de nuevo mediante ayuda externa mediante) sus cuentas de platas robadas en el Riggs y su derrota al menos para la memoria histórica estaría comenzando.

Porque justamente en Chile ya se movían muchas hojas sin que él lo supiera.

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