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“Soy inocente de todas las acusaciones”. Así comenzó su defensa el ex obispo Gonzalo Duarte en su primera entrevista luego que el papa aceptó su renuncia.

Esto, ante las denuncias de abusos sexuales y encubrimiento, pero quienes lo acusan aseguraron que miente.

Duarte sí reconoció que cuando uno de sus acusadores, el ex seminarista Sebastián del Río acudió a conversar con él, le pidió que le aplicara un relajante muscular en la espalda mientras le contaba su problema.

Algo que Del Río complementa diciendo que el hecho sí ocurrió y que había adoptado una postura con la que se sintió “vejado”.

Pero no es el único caso, ya que también lo acusan como encubridor en un caso de abusos al no proseguir como se debía una investigación.

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