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Según expertos, un punto esencial es mejorar el manejo de las zonas de riesgo y las quebradas.

Mil hectáreas arrasadas y cerca de 2100 casas damnificadas fue el alcance de la tragedia en Valparaíso. Un incendio que remarcó las críticas contra la planificación urbana en el país.

Jorge Castro, alcalde de Valparaíso, destacó que en la zona hay familias asentadas en lugares de alto riesgo, con laderas y quebradas adyacentes, pero aún cuando hay edificaciones precarias, “la mayoría son barrios que están absolutamente consolidadas”.

Para el ex ministro de Vivienda, Rodrigo Pérez, que tuvo que dar solución al problema habitacional del incendio de Rodelillo en febrero de 2013, asegura que se trata de un problema de base de gravedad social, por tomas que se han permitido y que no debería reconstruirse en lugares “que no cumplen con estar fuera de una zona de riesgo”.

No obstante, en Valparaíso no se cumple el número de casas que debería haber por hectáreas, y el número de personas que viven en la misma superficie. La ministra de Vivienda, Paulina Saball, explicó así que privilegiarán la construcción en sitios residentes cuando las personas sean propietarias y se reúnan las condiciones necesarias para mantener los hogares en el mismo lugar.

Los requisitos  según los expertos son difíciles de cumplir en una ciudad tan compleja como Valparaíso. Así destacan que se deben instalar nuevos estándares para lograr asentar de mejor formas los asentamientos que se encuentran al final de una ciudad, garantizando servicios básicos. “Hay que mejorar el manejo de zonas de riesgo y las quebradas”, recalcó Genaro Cuadros, arquitecto urbanista y director del Laboratorio Ciudad y Territorio de la UDP.

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