Este sábado, el profesor y doctor Raimundo Charlín Edwards publicó una carta en El Mercurio donde advierte sobre una peligrosa tendencia que se lleva a cabo en los estadios.

“Al entrar los equipos a la cancha, los barristas lanzan al aire, con extintores de incendios, nubes de diferentes colores que se obtienen introduciendo en el extintor tizas de colores que son inocuas. Pero para dar con el color blanco…¡le introducen cal viva!“, asegura el académico de la Universidad de Chile.

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Según relata el miembro del departamento de Oftalmología en dicho establecimiento, este viernes ingresó una paciente al Hospital Salvador quien habría quedado completamente ciega, luego que la potencia de uno de estos extintores hiciera que perdiera el control de este y apuntara a sus ojos.

“En medio de su euforia, abrió el extintor para producir su nube blanca, pero en su excitación la presión del chorro hizo que la manguera se le escapara de las manos y le apuntara a sus ojos, provocándole de inmediato una quemadura total e irreversible de ambos, porque la cal, en contacto con la humedad, tiene la máxima causticidad imaginable (los cadáveres se deshacen en cal viva)”, asegura Raimundo Charlín.

La cal viva, u óxido de calcio, genera una reacción química al entrar en contacto con humedad. Es por eso que generalmente se aplica previamente agua, con lo que se transforma en hidróxido de calcio, comúnmente conocido como “apagado de la cal viva”.

Además, el académico señaló que previamente ha reportado casos en que la tiza de las canchas llega a los ojos de los niños y niñas, por lo cual ha “advertido de la necesidad de usar tizas inertes”.

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