Por Bárbara Mateluna
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El pasado 18 de octubre, las llamas no dieron tregua y consumieron casi por completo La Parroquia de la Asunción, ubicada en la calle Vicuña Mackenna, a metros de Plaza Baquedano.

El recinto religioso, que ya había sido vandalizado el año pasado en el comienzo de la revuelta social, este año no se salvó. Las llamas arrasaron con gran parte de la antigua estructura, la imagen del campanario de la capilla que cayó a la calle consecuencia del descontrolado incendio, sería sin duda, una de las imágenes más impactantes del pasado domingo.

Hasta el lugar llegaron al día siguiente del ataque parte de la comunidad de esta iglesia, en donde manifestaron su total rechazo a la violencia vivida el 18-O. “Este ataque no solo atenta contra las cosas materiales, sino que afecta al alma de los chilenos y católicos”, manifestó el arzobispo de Santiago, Celestino Aós.

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Fue el párroco de La Asunción, Pedro Narbona, quién entregó las palabras más sentidas:

Esta alma de Chile se ha vuelto a quebrar o quizás nunca la compusimos (…) Es un desafío que tenemos hoy día y con miras al próximo domingo. Es importante saber el paso que vamos a dar, porque es un paso histórico en nuestra patria. Tenemos que ver qué país queremos construir, pero un país donde seamos inclusivos, que no solo defendamos nuestro derecho a que respeten nuestra posición y creencias, sino que podamos respetar al otro, sin agredirlos ni descalificarlos”.

Posición estratégica en la ciudad

La iglesia data del año 1876, una edificación que es muy importante para la ciudad de Santiago, comenzando por su ubicación.

Tiene una posición estratégica en la ciudad, esta al frente de una importante avenida norte sur de la ciudad de Santiago que remata justamente en la Plaza Italia. Además, esta iglesia -como todas las iglesias- tiene una significación importante para los feligreses que acuden a ella, para asistir al culto. Por lo tanto, además de las características arquitectónicas y espaciales que tenga, tiene un valor simbólico para la congregación católica”, dice Umberto Bonomo, director del patrimonio cultural U. Católica.

Ubicada en una zona que en la época del 1900 era barrio de ciudadanos de dinero y poder, según nos explica Jorge Olguín, historiador y académico de la U. Central: “era un lugar donde vivía la elite de Chile y, por supuesto, tenían que tener su iglesia. Parte de la identidad de estos chilenos acomodados es tener cerca sus símbolos, que son las iglesias“.

Pero su valor no solo radica en la antigüedad del inmueble: este 2020 se cumplen 144 años desde su construcción. Una historia que también está marcada, por hechos recientes sucedidos en nuestro país.

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Sector operativo-administrativo DINA

“Aquí en este sector estaban ubicadas las oficinas centrales de Manuel Contreras, la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional), específicamente en donde ahora está la FECH. Aquí funcionaba todo el tema administrativo y aquí es donde entra en valor esta iglesia también, porque muchos de estos espacios fueron ocupados como oficinas . Todo este sector era operativo-admnistrativo DINA”, nos cuenta Olguín.

De hecho, a través de redes sociales se comenzó a especular sobre la posibilidad de que en la misma Iglesia haya sido lugar de tortura. Sin embargo, esa información no está confirmada. “Falta investigación”, asegura el historiador de la UCEN.

Además, el académico agregó que “el pasado de este inmueble tiene el concepto de lugar sagrado para muchos, pero también es bueno revelar este otro pasado, en donde hay de dulce y agraz. El valor del patrimonio está ahí también”.

“Podrán quemar el templo, pero lo importante es la fe”

La destrucción de la parroquia fue un hecho que lamentaron feligreses, autoridades y ciudadanos de manera transversal. Un daño invaluable a una edificación que estaba declarado como un inmueble de conservación histórica, al igual que la Iglesia San Francisco de Borja, recinto que también fue vandalizado el pasado domingo

“Se trata de una protección a nivel local, por lo tanto, había una protección oficial, eso implica y nos dice que, si su valor había sido reconocido y su valor había sido tomado en cuenta, lo que ha sucedido, nos dice de nuevo lo expuesto que está el patrimonio cultural al riesgo, a las amenazas, a la posible destrucción, tanto humana como desastres naturales. Esto implica la responsabilidad de cuidarlos y de tener medidas efectivas para su protección y conservación“, asegura Bonomo.

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Difícil recuperar lo que era esta parroquia, aunque, según explica el director de patrimonio cultural UC, es necesario e importante reconstruir, para de esta manera “recuperar esos valores, o en algunos casos actualizarlos, como lo que pasó luego del incendio de la Iglesia de Notre Dame de París, en abril de 2019″.

En este sentido, el Padre Narbona enfatizó que “podrán quemar el templo, pero lo importante es la fe que está en nuestro corazón. La Parroquia de la Asunción somos cada uno de los feligreses de este lugar. Más allá de la estructura material. Donde estemos, somos la comunidad parroquial, porque está en el corazón”.

Valor patrimonial de esta iglesia que continúa guardando en sus paredes importantes episodios de la historia de nuestro país. Porque, si bien hoy luce destruida por las llamas, la parroquia nuevamente está ligada a la memoria y sucesos de Chile, como lo es hoy el estallido social.

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