A nivel nacional, Gendarmería controla hasta la segunda semana de marzo de este año a 4.249 condenados a penas sustitutivas a la privación o restricción de la libertad a través de tobilleras electrónicas. De estos, 138 personas no están ubicables debido a que la señal se perdió.

De acuerdo a lo informado por El Mercurio, desde que comenzó a ser efectivo el sistema en el 2014, se han registrado 155 cortes de correa por la desintalación del dispositivo, una cifra que es considerada por la institución como “marginal”, considerando que significa sólo el 0,46 % del total de personas que ha tenido que usar el sistema.

Uno de estos casos es el de de un condenado de microtráfico que se quitó la tobillera con una sierra en septiembre de 2015, y participó luego de dos asaltos armados. No se han conocido casos parecidos en el último tiempo.

Según aseguró el jefe del Departamento de Monitoreo Telemático de Gendarmería de Chile, Pablo Gaete,todos los casos de tobilleras que han perdido la señal “fueron reportados a los tribunales de Justicia para que se adopten las medidas pertinentes; es decir, revocar la medida (de usar tobillera), ordenar la detención, citar a audiencia”.

Detalló además que ante el riesgo de pérdida de señal, este departamento “despliega una serie de protocolos tendientes a evitar que se produzca la pérdida de avistamiento del dispositivo”. Con la primera alarma de pérdida permanente, los operadores llaman al teléfono del condenado para que cargue el equipo de inmediato o concurra a un soporte técnico.

En un informe enviado al Senado en agosto de 2017 se indica que en el 2016 hubo 99.339 incumplimientos. De estos, 78.307 fueron porque el reo no estaba en la zona y 15.409 porque la batería estaba apagada.

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