{"multiple":false,"video":[]}

Donald Trump cumplió con otra de sus promesas de campaña, reconocer Jerusalén como la capital de Israel, y nadie lo había hecho antes ya que el Estado de Jerusalén es disputado entre israelíes y palestinos y ambas partes reclaman la ciudad santa como su capital.

Además, a la rama de seguridad del Departamento de Estado se le ha dicho que se prepare para protestas potencialmente violentas en las embajadas y consulados de EE.UU. si la Casa Blanca concreta su anuncio de traslado desde Tel Aviv a Israel. 

¿Por qué declarar a Jerusalén capital es un gran problema?

El conflicto entre Israel y Palestina se centra en el estado final de Jerusalén, y como Estados Unidos reconoció a Jerusalén capital de Israel, decidió una cuestión que se supone que debe dejarse en las negociaciones, rompiendo con el consenso internacional sobre la ciudad santa.

También, el traslado de la embajada estadounidense se consideraría como un cimiento de la soberanía israelí sobre la ciudad.

¿Cómo se movería la embajada?

Logísticamente, mover la sede diplomática a Jerusalén podría ser muy simple, ya que se podrían sólo cambiar los nombres: crear la embajada en Jerusalén y un consulado en Tel Aviv. 

Pero eso sería casi la única parte simple. El traslado corre el riesgo de desencadenar crisis diplomáticas con los Estados árabes que podrían incluir protestas generalizadas fuera de las oficinas diplomáticas de Estados Unidos en esos y otros países.

En 1995, el Congreso de EE.UU. aprobó una ley que exige que el país traslade la sede diplomática de Tel Aviv a Jerusalén pero todos los presidentes desde ese año, Clinton, Bush y Obama se negaron a trasladar la embajada, citando los intereses de seguridad nacional.

El gobierno israelí elogió la promesa de Trump de cumplir con el traslado del recinto diplomático, mientras que los líderes palestinos insisten en que un traslado de la embajada a Jerusalén sería una violación de la ley internacional y un gran revés para las esperanzas de paz.

 

Tags:

Deja tu comentario