EFE

(EFE/CNN Chile) — Las autoridades de Perú quemaron este viernes más de 14 toneladas de distintas drogas decomisadas en los últimos cuatro meses en diversos operativos policiales en el país, en un acto que contó con la presencia de la presidenta Dina Boluarte.

“Este acto demuestra la unidad del Estado frente a una actividad ilícita, un enemigo que socava los cimientos de nuestra sociedad. Tenemos que decir las cosas como son, las drogas afectan a la salud de las personas, truncan la vida de nuestra juventud, generan dolor, sufrimiento y matan, las drogas impiden a nuestro país desarrollarse en orden, paz y de manera sostenible”, dijo la mandataria peruana en la base de la Dirección de Operaciones Especiales de la Policía Nacional.

Los estupefacientes en Perú

Con el transcurso de los años, la siembra de hoja de coca y la presencia de laboratorios de cocaína han experimentado una alarmante expansión en medio de la vasta selva amazónica. Esta problemática se ha extendido por varias zonas de la región, incluyendo territorios ancestrales de comunidades indígenas.

El trabajo de las fuerzas policiales ha visto profundamente afectado por la corrupción. Las autoridades han señalado que cada vez son más comunes los casos de agentes que se aprovechan de su posición para robar la droga confiscada a los narcotraficantes y luego revenderla en el mercado ilícito.

De acuerdo a lo que señaló recientemente, Walter Pajuelo, jefe de inteligencia de la policía, esta actividad ilícita se ha convertido en un negocio sumamente rentable para los implicados, ya que pueden comercializar la droga robada a precios más bajos.

En el periodo comprendido entre 2020 y 2021, se produjo el arresto de aproximadamente 131 policías acusados de formar parte de grupos narcotraficantes.

Perú ocupa actualmente el preocupante segundo lugar como productor mundial de cocaína y también como cultivador de hoja de coca, materia prima utilizada en su fabricación.

Tanto la agencia antidrogas estadounidense DEA como las Naciones Unidas han confirmado este hecho alarmante. La proliferación de la siembra de coca y los laboratorios de cocaína han contribuido a consolidar esta posición.

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