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Países árabes reciben a los refugiados que cruzan las fronteras en busca de una mejor vida mientras el conflicto recrudece.

La guerra civil en Siria ha provocado miles de muertos y heridos además de mantener en vilo a la comunidad internacional por la posible intervención militar de Estados Unidos en el territorio árabe. Según cifras de la ONU, el conflicto entre rebeldes y el gobierno de Bashar al-Assad es el más grave desde Vietnam, a los heridos y víctimas fatales se suman los más de dos millones de refugiados que han dejado sus ciudades buscando un lugar más tranquilo para vivir.

El Líbano es el país que ha recibido a mayor cantidad de ciudadanos sirios, más de 700 mil personas, mientras la ayuda humanitaria se reparte entre los distintos campamentos de refugiados. Las Naciones Unidas han solicitado casi US$3 mil millones para paliar la crisis humanitaria de quienes cruzan las fronteras producto del conflicto. En Jordania se instaló el campo más grande del mundo después de Kenia y recibe a más de 150 mil personas, al tiempo que en todo el país hay más de 520 mil refugiados. En Turquía se contabilizan 460 mil, en Irak 170 mil y Egipto ha recibido a 124 mil. El único país que no ha abierto sus fronteras para atender a los desplazados es Israel.

Antonio Guterres, alto comisario de la ONU para refugiados explica que “es una tragedia humana como no se ha visto otra en este siglo, incluso peor que los horrores de Darfour”. Las cifras indican que diariamente cinco mil sirios abandonan su país en busca de una vida lejos del conflicto, en un escenario en donde los más afectados son los niños, quienes han vivido el horror de la guerra, y en palabras de Guterres, “es toda una generación perdida”.

Lo que más preocupa a las naciones unidas son el posible colapso de los países que sirven de campamento de refugiados y la cantidad de menores que han cruzado sin compañía de adultos, por lo que se encuentran bajo una mayor desprotección.

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