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El "drink and drive" está penalizado en los 50 estados de Estados Unidos, pero cada uno tiene distintas reglas para quienes son atrapados en estado de ebriedad al volante. A esto se suman campañas enviadas por el Gobierno del país, que cuestan cada una 7 millones de dólares aproximadamente.

 

"Cuando la gente ve el mensaje en televisión y luego ve los oficiales extras en la calle, verán que estamos hablando en serio", asegura David Kelly del servicio de seguridad en carretera de EEUU.

 

En varios lugares se está instaurando que los conductores con prontuario de alcoholismo se hagan un test con un aparato instalado al interior del vehículo. "Si ellos tratan de hacer andar el auto después de haber tomado el alcotest los detectará y el auto no prenderá", asegura Chuck Hurley, de "Madres en contra de conductores ebrios", agregó.

 

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