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En la carta, ella llama a las instalaciones como “la perrera” por la jaula con rejas en las que ella y otros estaban siendo custodiados.

Por ocho días desde su captura cerca de la frontera entre México y Estados Unidos, ella dijo que no se bañó ni se lavó los dientes. Ella y otras mujeres durmieron en el piso bajo mantas de “papel aluminio”, afirmó. 

“Nos trataron horriblemente, como si fuéramos animales”, escribió en una carta en la que se denominó “anónimo”.

Pero lo peor de todo fue no saber el destino de su hija o hijo por 21 días después de que le fue arrebatada, escribió.

El documento llegó vía Grassroots Leadership, una organización sin fines de lucro que se describe a sí misma como una “prganización de derechos humanos y civiles reconocida nacionalmente” que lucha por “terminar con el mercantilismo carcelario, el encarcelamiento masivo y la deportación”.

El grupo, que se encuentra haciendo circular una petición de reunir familias separadas, posteó la carta en su sitio web el 25 de junio y la siguió el 29 de junio con varios otros escritos de mujeres que habían sido separadas de sus hijos.

CNN contactó al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos -que fiscaliza instalaciones donde migrantes son custodiados mientras esperan los procedimientos legales- para comentar sobre las acusaciones de maltrato hechas en las cartas.

Sin embargo, los nombres en las cartas, cuando eran provistos, estaban censurados y no está claro en qué instalación describen en particular. Sin saber el nombre de la instalación o la identidad de la persona, la agencia no puede hacerse cargo de las declaraciones, dijo un portavoz de la ICE.

Un abogado de quien escribió una carta anónima dijo que el texto describe un centro de detención cerca de Hidalgo, Texas. La mujer se quedó ahí antes de que fuera transferida a otro centro en Larendo, y luego Hutto. Pero incluso su abogado dijo que ella no conocía exactamente la ubicación de esos centros. 

Algunas de las cartas ofrecen un vistazo de las condiciones en las instalaciones. Otras mujeres sencillamente usan las cartas para exponer su dolor y ofrecer palabras para confortar a sus hijos. 

Una mujer, Mirian, escribió:

“Hijo mío, te escribo estas palbras con un inmenso dolor en mi corazón por el haberte separado de mí, pero quiero que sepa que lo extraño mucho, y que todos los días le pido a Dios que muy pronto estaremos juntos de nuevo, y que nunca más volverán a separar de mi porque eres lo más hermoso que Dios me dio, tú hijo mío. Quiero que sepa que lo amo con toda mi alma y que lo que más le pido a Dios es que estemos juntos. Primero Dios, hijo mío. Lo amo mucho, hijo mío”.  

En otra carta, otra mujer de Guatemala se dirigió a su hijo de 5 años, dijo un vocero por su abogado. Su esposo ya estaba en Estados Unidos y tomó custodioa del niño. La mujer ha hablado a su marido, pero ella y su hijo estaban “demasiado emocionales” para hablarse entre ellos, dijo Chris Lippincott.

“Espero verte pronto. Yo sé que ya estás con tu papá, pero ya estarmos los 3 juntos. Yo sé que me extrañas y yo también a ti, y cuando estemos juntos vamos a salir, no quiero que estés triste. Te amo mi hijo”.

Otra mujer se dirigió a una audiencia más amplia. Se identifica como Claudia, y dice que su historia comenzó el 21 de mayo, cuando ella y su hijo cruzaron el río en la frontera estadounidense. Dos días después, dice, fue separada de su hijo con “mentiras”, cuando fue llevada a una corte criminal sin darse cuenta.

“Lloré un montó y sentí que me estaba volviendo loca, como si una parte de mí hubiera estado perdida e incompleta”, escribió en una carta con fecha 28 de junio.

“Personas vienen a buscar asilo, no para ser encarceladas como un criminal o para que le arrebaten a sus hijos. En todo este tiempo, sólo hemos hablado tres veces y la última vez él me dijo que estaba triste y me preguntó cuándo podríamos estar juntos de nuevo. Y eso me desgarra el alma. Queremos justicia y que nos reúnan con nuestros hijos. Somos seres humanos y hay muchas madres sufriendo”.

Otro autor anónimo provenía de Guatemala con su hijo de 9 años y su hija de 17, dice su abogada Stephanie Taylor. Su esposo ya estaba en Estados Unidos buscando asilo, y la familia espera volver a unirse, dijo.

Taylor confirmó que la carta de la mujer que dice que pasó 8 días en “la perrera”, el primer lugar en donde terminó con su hijo después de ser capturada en mayo cerca de Hidalgo, Texas. Ella fue separada de su hijo tan pronto llegó a la instalación de detención, y su hija se quedó con ella durante un día, y luego le fue arrebatada. 

El 19 de mayo, los niños fueron llevados a otra locación en Texas antes de aterrizar en un centro en Michigan, dice la abogada.

La mujer describe la angustia de la separación en su carta:

“Fui separada de mis hijos, fue tan doloroso para mí, cuando me los quitaron y me llevaron para la perrera, desde allí ya no supe más de mis hijos, yo preguntaba y ellos me decían que no sabían nada, les pedían un minuto para hablar con mi esposo y no me daban, todas las madres llorábamos angustiadas y afligidas por no saber de nuestros hijos, eso es lo más duro que nos pueden hacer, quitarnos a nuestros hijos. Nos dijeron que nuestros niños serían adoptados por otras personas”.

21 días despúes, la mujer finalmente escuchó la voz de sus hijos de nuevo.

Cuando habló con su esposo, dijo que los niños estaban en Michigan, preguntándose qué había pasado con su madre. Los niños fueron liberados con su padre el 19 de junio, dijo la abogada.

En el primer centro de custodia, algunas mujeres fueron permitidas quedarse con sus niños, dijo. Para ellas, le atribuyó otro tipo de sufrimiento.

“…Lloran de hambre y frío, te hace triste ver a esos pequeños bebés indefensos”, escribió. “La mujer embarazada se desmayó, y también las mujeres que no pudieron soportar el dolor de no saber (nada) sobre sus hijos”. 

Del primer centro de detención que fue al otro en Larendo, y después Hutto, la mujer fue transportada con sus pies y muñecas con esposas, dice la carta. Fue liberada finalmente el 26 de junio. 

Keith Allen, Angela Barajas  y Louis Rodriguez, de CNN, contribuyeron en este reporte.

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