EFE

(CNN) – Un hombre vestido de amarillo y verde, los colores de la bandera de Brasil, se dirige hacia una mesa de cristal del Palacio Presidencial de Planalto, en Brasilia, con una barra de metal en la mano. En un golpe decidido, la lanza contra la mesa, haciéndola añicos.

El momento en que uno de los muchos partidarios del expresidente Jair Bolsonaro arrasaron la sede de la Presidencia de Brasil el 8 de enero quedó captado en nuevas imágenes de vigilancia que obtuvo en exclusiva CNN Brasil.

Los videos ofrecen una nueva ventana a uno de los días más oscuros en la vida de la democracia brasileña. También parecen respaldar las afirmaciones de quienes acusaron a la Policía de no tomar acción para evitar que los manifestantes irrumpieran en el Palacio Presidencial y otros edificios gubernamentales.

Días después del incidente, el presidente Lula da Silva dijo que creía que algunos policías habían conspirado con los manifestantes, apuntando a una parcialidad política entre las fuerzas de seguridad.

“Es importante decirlo, hubo muchas personas cómplices de la policía militar, hubo mucha gente cómplice de las fuerzas armadas”, declaró a los periodistas en el Palacio Presidencial el 12 de enero.

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Un nuevo video sugiere la inacción de la policía de Brasil ante los manifestantes.

Las imágenes recién obtenidas muestran a las fuerzas policiales aparentemente retirándose, mientras los partidarios de Bolsonaro, quien perdió las elecciones el año pasado, marchan hacia dentro el palacio. Algunos vehículos de apoyo de la policía se alejan y grupos de agentes con escudos antidisturbios parecen dispersarse.

En el interior, se observa a la seguridad cerrando la puerta principal de cristal del palacio, pero luego parece alejarse mientras los agitadores entran en el reciento. Una vez dentro, comienza el saqueo: se puede ver a los manifestantes rompiendo relojes antiguos, mesas, teléfonos y casi todo lo que tocan sus manos.

Cassio Thyone, expolicía e investigador sobre seguridad pública, afirma que algunos agentes actuaron de forma inadecuada, posiblemente creyendo que los manifestantes no podían entrar.

“No creo que fuera incompetencia, quizá alguna negligencia. No fueron todos, pero algunos policías acabaron pensando que no había riesgo de invasión”, dijo Thyone.

La Oficina de Seguridad Institucional, conocida como GSI, que asesora al presidente en materia de seguridad y se ocupa de las fuerzas del orden y del personal encargado de proteger los palacios presidenciales y su personal, dijo que sus agentes estaban bajo investigación, pero defendió su conducta como un intento por concentrar estratégicamente a los manifestantes en un solo piso para detenerlos.

“La GSI afirma que las imágenes muestran el comportamiento de los agentes de seguridad, que fue, en un primer momento, con la intención de evacuar las plantas cuarta y tercera del Palacio de Planalto, concentrando a los manifestantes en la segunda planta, donde, tras esperar el refuerzo de la brigada antidisturbios de la Policía Militar, sería posible detenerlos”, dijo la GSI en un comunicado este miércoles.

“Debe saberse que la conducta de los funcionarios públicos de la GSI implicados se investiga en un caso abierto en el ámbito de este Ministerio y, si se comprueba la existencia de conductas irregulares, se exigirán responsabilidades a los autores correspondientes”, agregó.

Imágenes alimentan teorías de conspiración

Los teóricos de la conspiración de la derecha brasileña han aprovechado las nuevas imágenes.

En el momento de los disturbios, muchos en la oposición argumentaron que los incidentes en realidad habían ayudado a consolidar el liderazgo de Lula y afirmaron, sin pruebas, que el Gobierno había tendido una trampa a la policía para que fracasara exactamente por esa razón.

El partido de Bolsonaro, el Partido Liberal Brasileño, ha utilizado las imágenes para pedir una vez más una investigación parlamentaria sobre los hechos, vinculando los incidentes a Lula y su Gobierno.

Necesitamos justicia y transparencia para identificar a los verdaderos culpables”, tuiteó el partido este miércoles.

El ministro de Relaciones Institucionales, Alexandre Padilha, también afirmó que el actual gobierno apoya una investigación. En declaraciones a los periodistas este jueves en Brasilia, Padilha dijo que las imágenes habían creado “una nueva situación política” que podría reforzar teorías infundadas sobre la insurrección.

“[Estas imágenes] han creado una nueva situación política, que hace que aquellos que intentaron minimizar los actos terroristas del 8 de enero intenten crear una absurda teoría de la conspiración, una verdadera intimidación, la teoría que intentan construir es que las víctimas de esos actos terroristas tuvieron responsabilidad sobre el comportamiento de los terroristas del 8 de enero”.

El ministro a cargo de la GSI, el general Marcos Gonçalves Dias, dimitió esta semana, después de que los críticos cuestionaran las nuevas imágenes de vigilancia que lo mostraban caminando junto a algunos de los agitadores a escasos metros de la oficina presidencial. Minutos después, la misma cámara capta a militares saludando a los alborotadores y repartiendo botellas de agua.

Ante la pregunta sobre su papel particular, Dias, un viejo aliado y amigo del presidente Lula, negó que estuviera en complicidad con los manifestantes.

“Comparar mi comportamiento con el del comandante que distribuye agua a los manifestantes es absurdo”, declaró a la emisora brasileña Globo. “Entré en el Palacio después de que este hubiera sido asaltado, y estaba sacando a la gente del tercer y cuarto piso, al segundo piso, para que pudieran ser arrestados”.

Dejando más preguntas que respuestas, el video ha echado leña a ambos lados de una ardiente división que sigue asolando la política brasileña.

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