Por René Naranjo
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Ya está en los cines ‘El regreso de Mary Poppins’, que -tal como su título lo indica- es una secuela de la clásica película producida por los estudios Disney en 1964.

Esta nueva historia se sitúa nuevamente en Londres, hacia 1930, 20 años después de la original. Los niños Michael y Jane Banks de la primera película (que se criaron con la mágica institutriz) se han convertido en adultos y Michael es padre viudo de tres hijos. Son los tiempos de la Gran Depresión y las cosas no va bien para la familia. Las urgencias económicas aprietan y están a punto de perder la tradicional casona donde han vivido por décadas a manos de inescrupulosos banqueros.

Es en ese contexto que reaparece Mary Popins, con su paraguas volador y su bolso sin fondo, esta vez interpretada por la actriz Emily Blunt.

Una continuación de la historia de Mary Poppins tenía la vara alta, porque sobrepasar la gracia y atractivo de la película original era una apuesta difícil. Más complicado aún era que una nueva actriz superara la actuación virtuosa de Julie Andrews. Y esta nueva película no logra ninguno de esos dos objetivos.

‘El regreso de Mary Poppins’, es una cinta muy bien producida, con destacados valores técnicos y estéticos (desde los diseños de peinados y vestuario hasta la ambientación y los efectos especiales) y números musicales que poseen coreografías dinámicas y realizadas a la perfección. Sin embargo, no posee ni el encanto de la primera cinta ni la banda sonora contiene éxitos del calibre de ‘Supercalifragilistico’ o ‘Chim Chim Cher-ee’.

Emily Blunt luce fría en el rol (lo que puede atribuirse a la floja dirección de Rob Marshall), su canto con registro de mezzosoprano carece de los bellos agudos que entonaba Julie Andrews, y no la ayuda tampoco la trama enfocada en el salvataje de la casa familiar, lo que la priva de ser la auténtica protagonista del filme.

Las mejores sorpresas de ‘El regreso de Mary Poppins’ vienen de parte de los personajes secundarios. Lin-Manuel Miranda es un actor y bailarín con oficio y dominio escénico; Meryl Streep se luce como una excéntrica brujita capaz de reparar todo lo que se puede quebrar en este mundo y canta un tema muy divertido; Dick van Dyke (el deshollinador de la película original) reaparece para poner orden en algunas cosas; y a los 93 años de edad, Angela Landsbury, la ‘reportera del crimen’, interpreta a una entrañable vendedora de unos coloridos globos que evalúan la pureza de sentimientos de los personajes.

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