Ni los cálculos más optimistas hacían pensar que 3 millones 7 mil 687 chilenos se levantarían a votar en una primaria voluntaria.
La escasa participación en las elecciones municipales del pasado octubre, desconocimiento, el descrédito de los partidos políticos y la realidad del voto en primarias anteriores, donde la más concurrida fue en el ’99 cuando se jugaban el cupo a la presidencia por la Concertación Andrés Zaldívar y Ricardo Lagos, eran sin duda puntos en contra de un gran participación. Fue el primer tapaboca para los analistas.
Tres millones de chilenos dijeron que tal como están movilizados en las calles, saben que la urna es la manera efectiva de hacer los cambios y votaron.
La segunda sorpresa es cómo votaron: 3 de cada 4 chilenos votó por candidatos de oposición. Con el 73% de las preferencias y 1 millón 523 mil votos, Michelle Bachelet se convirtió en un fenómeno difícil de explicar, que deja poco espacio de competencia a sus rivales del próximo 17 de noviembre. La altísima votación que obtuvo en las zonas más afectadas por el tsunami, demostró que atacarla por ese flanco lo le hizo ni siquiera un rasguño. Tampoco su alianza con el PC, ni las reformas más profundas que anuncia.
La tercera sorpresa se llama Andrés Velasco. Venía si ella no venía, pero ella vino, él se quedó y “ganó” el segundo lugar de una carrera que ya tenía escrito el nombre de la vencedora. Con el 13% de las preferencias y 278 mil votos, Andrés Velasco conquistó el segundo lugar de las primarias de la nueva mayoría. Una victoria considerando que era el único que no tenía partido, militantes, ni redes, lo que da cuenta de que los independientes son ya una fuerza en sí misma, que la ciudadanía se moviliza sola, que no necesita acarreo, y que hay un 13% de la población que se identifica con un liderazgo progresista, que se mueve en el centro, que es liberal, pero no revolucionario.
¿Qué va a hacer Andrés Velasco con ese capital? Las opciones son diversas. Anunció que él le dará su apoyo y su voto a la candidata ganadora, con lo que se mantiene del centro a la izquierda, pero que no puede comprometer el voto de quienes lo prefirieron. Con esta declaración tiene todas las opciones abiertas en ese espectro: ¿una candidatura senatorial? ¿crear un movimiento político que sí represente a las ideas que defiende y convertirse en opción para el 2017? Está por verse. Lo que sí, sin duda esta vez lo pensará mejor antes de embarcarse en cualquier proyecto, porque de haberlo hecho esta vez, probablemente habría llegado a la papeleta del 17 de noviembre.
Pero esta victoria de Andrés Velasco trae aparejada una derrota: el paupérrimo 8,8% que logró la Democracia Cristiana con Claudio Orrego. El partido más grande en número de militantes, concejales y senadores, quedó en un incómodo tercer lugar, con un candidato que si bien conquistó a las bases, no logró convencer a la cúpula de su partido y los resultados están a la vista. ¿Cuánto pesa ahora la DC en un eventual gobierno de Michelle Bachelet?
La real politik dice que no se debe ningunear a nadie y que el centro demócratacristiano a Michelle Bachelet le sirve para llegar a un electorado más conservador, y tal vez a una victoria en primera vuelta. Veremos.
¿Y qué pasó en la vereda contraria? Los dos candidatos juntos sumaron 806.601 votos, casi la mitad de lo que obtuvo Bachelet sola, y ese es un dato duro sobre el que deberán trabajar si quieren mantenerse en el gobierno.
Pablo Longueira con el 51,3% y 414.380 mil votos, se impuso a Andrés Allamand por 22.159 electores más. El que la noche de la elección el candidato de RN no lo haya saludado públicamente y que en su discurso haya subrayado que su contendor ganó en las comunas ricas, echándole por tierra el mensaje de candidatura popular de Longueira, habla de que las cosas no empezaron bien en una carrera donde deben sumar fuerzas si quieren mantener el gobierno.
Lo único cierto es que el electorado chileno se ha vuelto impredecible y que cualquiera que pretenda anticipar su comportamiento arriesga de saltar al vacío.
Por Matilde Burgos, conductora de CNN Chile.
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