“Requerimos Fuerzas Armadas que sean ejemplo de probidad” dijo el presidente Sebastián Piñera frente al último de los reiterados escándalos que han afectado a estas instituciones.
Esta vez a raíz de cientos de viajes en el Ejército, donde a cada uniformado se les asignaba una cuota, cambiaban sus pasajes por otros más baratos y no devolvían la diferencia, o agregaban otros destinos para vacaciones.
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El presidente Piñera tiene toda la razón cuando exige ejemplos de probidad en las FF.AA. y de orden, y creo que eso debiera implicar que el estándar es más alto que lo meramente legal.
¿O acaso si la justicia dice que no es delito eso implica hacer la vista gorda y premiar a los involucrados incluso con un ascenso?
Es bien difícil de creer la explicación del ex número 2 del Ejército que tuvo que renunciar tras ser procesado, que no pensó que la práctica de quedarse con parte de los fondos destinados a viajes institucionales fuera incorrecta ni menos delito.
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También es pésima la defensa de que muchos y durante años lo hacían. Eso sólo agrava la magnitud del problema. Indica los incorrectos estándares de probidad que muchos manejan, y muestra lo complicado que está siendo conformar el alto mando, porque muchos de los hoy generales en el pasado fueron, por ejemplo, coroneles mal usando fondos de todos los chilenos.
Quienes lideren esta institución, y cualquiera de las Fuerzas Armadas y de orden, deberían tener clara la línea que separa no sólo lo legal de lo ilegal, sino lo correcto de lo incorrecto. Así de claro.
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