Por Mónica Rincón
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No sólo se derrumbaron las torres gemelas, se derrumbó la seguridad del mundo entero. El planeta miró atónito en vivo esos atentados crueles, horrorosos y todos pensaron: si Estados Unidos es vulnerable, todos lo somos. 

No hay justificación alguna para un acto tan cruel, que le costó la vida a casi 3 mil personas ese día. Lo que vino después fue una guerra no sólo contra el terror, sino, de terror.

Se pasó de la legítima defensa, a ataques de motivos inventados, como las inexistentes armas de destrucción masiva en Irak, Abu Graib, Guantánamo, el uso de la tortura de manera oficial y más.

Los terroristas, los que pretenden hacer que actúan en nombre de una religión que es de paz, el Islam, la distorsionan, manchan y ocupan políticamente, siguieron golpeando: Madrid, Londres.

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El mensaje era claro: nadie volvería a estar seguro.

No muerto, pero muy dañado, la valoración del multiculturalismo.

US$8 mil trillones en guerras, como las de Irak y Afganistán, que eran y son tan necesarios para tanto y tantos.

Los talibán nuevamente en el poder, Isis como una amenaza constante. El racismo contra árabes y musulmanes.

20 años después de los atentados del 11 de septiembre ¿cuánto cambio el mundo?

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