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Joignant y las observaciones de los analistas en las presidenciales: “No toman en serio la naturaleza líquida del electorado”

El panelista de Tolerancia Cero, Alfredo Joignant, en el marco de la carrera presidencial, profundizó en la volatilidad del electorado, la cual a su juicio debe ser considerada más allá del eje tradicional entre derecha e izquierda.

En los últimos días hemos asistido a una proliferación de encuestas que muestran, según algunos periódicos de la plaza, un “estancamiento” de la candidatura de Jeannette Jara y una “detención de la caída” de la candidata Evelyn Matthei: algo así como un congelamiento del estado del mundo.

Todo esto puede ser cierto, pero de allí a afirmar que estaríamos en presencia de un estado estacionario de la opinión pública de las encuestas es una exageración: si una golondrina no hace verano, tampoco tres encuestas detienen el invierno.

Pero por sobre todas las cosas, se trata de juicios que no toman seriamente en consideración la naturaleza líquida del electorado.

Quiero detenerme en este último aspecto. Cuando uno conversa con personas comunes y corrientes, es decir con personas que son sumamente distintas al cientista social, al periodista y sobre todo al político, las enseñanzas son enormes. En lo personal, desde hace años frecuento una cafetería con cuyos garzones converso a diario con entera confianza: ellos son mi cable a tierra. Pues bien, desde hace mucho tiempo vengo viendo en algunos de ellos una conducta política que, con el paso de los años, me interroga.

Cuando hago memoria sobre sus historias electorales, no puedo dejar de interesarme en la ruta oblicua que los lleva a votar: si muchos de ellos votaron por la primera candidatura de Bachelet, un poco menos por su segunda candidatura, todos rechazaron los dos plebiscitos de salida, y últimamente han visto en José Antonio Kast y hasta en Johanness Kaiser posibles soluciones a los problemas prácticos que los aquejan. Pues bien, tras la irrupción de Jeannette Jara, no son pocos quienes ven en ella a una candidata por quien podrían votar, y no sería sorprendente si el día de mañana encontraran a otro candidato a quien entregar su sufragio.

Lo fascinante es que estos ciudadanos comunes y corrientes no experimentan ningún tipo de incoherencia política. Es tal la volatilidad del electorado, que la doxa del campo político y sus analistas no logra capturar una conducta que se origina en experiencias prácticas más que en la abstracción del eje derecha-izquierda.

Esto no quiere decir que cualquier cosa puede pasar: lo que queda por descubrir son los patrones que organizan en términos distintos la conducta de muchos electores.