Esta semana, más de 275 mil jóvenes rendirán la Prueba de Transición Universitaria (PDT). Los resultados serán publicados el próximo 11 de enero de 2022, mismo día en que iniciarán la postulación a las universidades.
El proceso está marcado por la pandemia y sus efectos en las clases presenciales de miles de estudiantes. A ello, se suma la ansiedad y nerviosismo que muchos jóvenes padecen debido a la presión por ingresar a la universidad.
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“La emoción, incomodidad y presión que sienten muchos jóvenes puede ser muy abrumadora cuando no se tiene un entorno que permita visualizar esto como un proceso y no como un momento específico de la vida que va a marcar el futuro”, sostuvo la psicóloga Daniela Muñoz.
En conversación con CNN Chile, la académica de la Universidad San Sebastián (USS) detalló que “existe la necesidad de los padres y profesores de transmitir la importancia de la prueba porque queremos que los jóvenes (…) se movilicen para prepararla y tomen decisiones con información en mano”.
Sin embargo, la experta recalcó que este actuar muchas veces se traduce en transmitir una “sensación de determinismo”. “La invitación para las familias siempre es transmitir calma. Sin embargo, está la tentación de transmitir preocupación producto de que los mismos padres tienen esas preocupaciones”.
Crédito: Agencia Uno
Muñoz manifestó que la pandemia y los diferentes cambios a la evaluación pueden causar más incertidumbre y, eventualmente, ser una distracción. “La incertidumbre genera más ansiedad y esto afecta especialmente a los jóvenes que están recién iniciando su proceso de toma de decisiones”.
“El no tener expectativas relativamente claras respecto a cómo va a funcionar el próximo año el sistema universitario o de qué posibilidades voy a tener (…), sin lugar a duda va a ser un distractor. Ahora, no necesariamente a todos les va a afectar de la misma manera”, agregó.
El retorno a la presencialidad
Durante estos últimos dos años, muchos estudiantes han debido realizar sus clases universitarias de manera remota debido a la pandemia. A medida que el proceso de vacunación avanza y las cifras de contagiados disminuyen, muchos recintos educativos están retornando a la presencialidad.
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“La mayor dificultad de adaptación la vimos cuando empezó la pandemia y todas las clases estaban virtuales (…) Eso es similar a lo que está pasando ahora, ya que, de cierta manera, nos está costando volver a la presencialidad y nos está incomodando esto de vernos expuestos en el trabajo presencial”, dijo Muñoz.
Respecto al aprendizaje, la académica sostuvo que “no se ha aprendido menos, (…) pero sí hemos identificado una diferencia en la capacidad de aplicar y reflexionar, versus la capacidad de retener contenido”.
“No diría que se ha aprendido menos, pero sí se ha aprendido de una manera distinta y ahí la dificultad está puesta en cómo vamos a lograr volver a la manera anterior”, agregó.
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