Eduardo Sepúlveda plantea que el atentado contra carabineros en Cañete podría ser reconocido como un “delito de odio”

Ayer se cumplió un año del crimen de los carabineros Misael Vidal, Sergio Arévalo y Carlos Cisterna. Hoy el Presidente Boric participó en la ceremonia de aniversario de Carabineros y dijo que honraba la memoria y reconocía el valor de los tres mártires cobardemente asesinados en Cañete, según dijo textual.

Efectivamente ha transcurrido ya un año y para tranquilidad de las familias de los carabineros y del país, la investigación de la fiscalía ha dado frutos. Hay cuatro detenidos y suficiente evidencia como para acusarlos por delitos que podrían enviarlos de por vida a la cárcel.

Lo que ha logrado saber el Ministerio Público es que la motivación de los atacantes era robar el armamento de los tres carabineros.

Cuestión que lograron hacer con relativa facilidad. Pero después vino lo más macabro: el asesinato a sangre fría de los policías, que estaban desarmados, para luego quemarlos y dejarlos en una camioneta en un sector muy transitado de la zona.

Todo esto ocurrió el mismo día del aniversario de Carabineros.

Los fiscales que han trabajado en la investigación han dicho que en este caso hubo un intento explícito, con encono, de atacar a Carabineros, como institución, dadas las características del hecho. No había necesidad de matarlos, ni de quemarlos, ni de poner sus cadáveres en exhibición.

Todo indica, entonces, que los imputados actuaron con mucho odio.

La definición convencional de “crimen de odio” plantea que se trata de casos en que una o más personas atacan a otras motivadas por su pertenencia a un determinado grupo: una raza, una etnia, una religión, una orientación sexual, una nacionalidad, una afiliación política.

Pero no se plantea que asesinar a carabineros, por ser carabineros, sea catalogado como un crimen de odio.

Después de conocer las características del “cobarde asesinato” de los carabineros de Cañete, quizás sea hora de que una barbarie como esa se reconozca y se juzgue como un “delito de odio”.