Por Daniel Matamala
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Publicado por CNN

Bolsonaro y Haddad. Según las últimas encuestas, esa parece la dupla más probable para la segunda vuelta de las convulsionadas elecciones presidenciales en Brasil. Y no son buenas noticias .

En su última edición, The Economist califica a Jair Bolsonaro como una amenaza para América Latina y advierte que podría poner en riesgo la sobrevivencia de la democracia en Brasil. No es difícil ver por qué: admirador de dictadores, homófobo y misógino, el prontuario de frases de este diputado da para un libro: ha dicho por ejemplo que Pinochet debió matar más gente, que preferiría un hijo muerto antes que uno gay, y que no violaría a una colega por ser fea.

En resumen, Bolsonaro es lo contrario a los principios más básicos de la democracia. ¿Cómo un tipo así puede liderar las encuestas? Parte de la explicación está en su principal rival. Fernando Haddad es el reemplazante de Lula da Silva, el ex presidente preso por corrupción. Para muchos brasileños cansados de la rampante delincuencia de cuello y corbata entre sus políticos y empresarios, Haddad no es más que una marioneta de Lula, y Bolsonaro representa un repudio radical a esa clase gobernante.

Sería lamentable que Brasil tuviera que elegir en el balotaje entre un caudillo antidemocrático y el representante de un ex presidente preso por corrupción. Sobre todo considerando el preocupante rol que están tomando las Fuerzas Armadas, con declaraciones abiertamente deliberantes del jefe del Ejército en torno a la situación de Lula.

Corrupción, populismo y militarismo. Un cóctel demasiado explosivo para un país agotado, además, por la criminalidad y el desempleo. El gigante de Sudamérica vive días críticos y eso debe preocuparnos a todos.

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