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A medida que las vacunas contra el coronavirus reciben la aprobación en distintos países del mundo, aumenta la tensión entre las empresas productoras y los compradores. La Unión Europea, por ejemplo, prevé que el retraso de AstraZeneca implicará la entrega de menos dosis de las que habían acordado para el primer trimestre y ya amenazó con emprender acciones legales.

El analista internacional Raúl Sohr analizó este escenario durante su comentario en Última Mirada y explicó que “las empresas, por cierto, quieren tener la mayor penetración en el mercado y ese es su negocio, pero en el caso de AstraZeneca, ellos han dicho que no tienen afanes de lucro y que van a proveer estas vacunas a medida que las tengan. El problema es que, por ejemplo, Gran Bretaña contrató una cantidad enorme de vacunas incluso tres meses antes que la Unión Europea”.

¿Por qué los países demoran en concretar las compras? El experto indicó que “hay vacunas que son más eficaces que otras y eso no se sabe realmente hasta que han terminado el grueso de las pruebas, de manera que tienen que apostar hasta cierto punto a ciegas y por lo tanto tratan de postergar hasta donde es posible el pedido final a la espera de que a lo mejor surge otra vacuna mucho más eficaz”.

Por su parte, los laboratorios también enfrentan su propio gran dilema: “antes de terminar los experimentos, ya tienen que comprar el grueso de los insumos, que son enormes. Algunos de ellos tienen que importar, entonces esto les representa enormes inversiones sin tener un compromiso seguro por parte del comprador de que si en algún momento considera que hay otra vacuna que es más eficaz, se puede echar a un lado”.

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Con el aumento de casos de coronavirus a nivel mundial y la aparición de cepas más contagiosas, “la vacuna es la gran luz al final del túnel y esto ha ido generando una presión creciente por asegurar vacunas porque no se ve otra salida”.

Ante este panorama, “para cualquier político, para cualquier gobierno, es muy difícil resistir la tentación de tratar de asegurar a su propia población“, señaló el experto. “De hecho, la continuación de los gobiernos en algunos casos depende de cómo van a resolver este asunto, de manera que esto no es solamente una cuestión de vida o muerte para muchas personas que si no reciben la vacuna a tiempo se van a enfermar y pueden morir, sino que también lo es para muchos gobiernos”, añadió.

Como telón de fondo, se desarrolla una verdadera carrera científica en la que la vacuna “es una expresión muy clara del poder blando, ese poder que no es militar, pero que acrecienta tu influencia”. Un ejemplo de ello es lo que ha hecho China al enviar elementos médicos a países de distintos continentes, desarrollando una “diplomacia COVID que ha sido extraordinariamente rentable políticamente”.

Pero la pandemia, además de ser un tema de salud, es un problema económico de primer orden, advirtió el analista. Todas las naciones han sufrido enormes pérdidas y “ya estamos viendo los primeros síntomas de explosiones sociales en lugares absolutamente insospechados”, como en Holanda, donde cientos de jóvenes han salido a protestar contra el toque de queda.

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