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Una verdadera guerra de declaraciones se ha vivido en las últimas horas entre Reino Unido y Estados Unidos. En comunicaciones filtradas, el embajador británico en Washington, Kim Darroch, había calificado a Trump de “inepto”. En respuesta, a través de Twitter el mandatario lo llamó un “imbécil pomposo” y dijo que no trataría más con el representante diplomático.

En Última Mirada el analista internacional Raúl Sohr explicó que esto viene a fraccionar el “verdadero pacto de sangre” entre ambos países, alianza que se había fortalecido a lo largo de la historia y que “se ha plasmado en términos políticos en lo que se denomina la relación especial entre Gran Bretaña y Estados Unidos”.

“Esta alianza anglosajona ha sido absolutamente determinante en la conducción del mundo“, sostuvo.

El conflicto ha abierto un gran debate, especialmente en Reino Unido. “La opinión de la primera ministra es que Darroch es un funcionario altamente respetado y muy diligente, y tiene la confianza plena de la señora May”, dijo un portavoz.

En Estados Unidos, pese a los ácidos comentarios de Trump -en los que incluso criticó a Theresa May y sus gestiones por el Brexit-, no se ha declarado a Darroch como persona non grata.

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Este martes los candidatos a primer ministro de Reino Unido enfrentaron sus ideas en un debate. En la instancia, Jeremy Hunt afirmó que tiene confianza en el embajador, mientras que Boris Johnson eludió la pregunta.

La duda que surge una vez estallado el conflicto es cómo y quién filtró las declaraciones del embajador, las cuales estaban dirigidas a un círculo reducido de altos funcionarios en Reino Unido.

Existen dos hipótesis: un hackeo ruso o una filtración. La idea predominante es que se trata de una filtración. Las palabras del embajador fueron publicadas por The Mail on Sundayun medio de derecha muy cercano al Brexit.

La hipótesis es que detrás de esto está Nigel Farage, el político más emblemático del Brexit” y quien habría querido ser embajador de Reino Unido en EE.UU.

Lo cierto es que “esto ocurre en momentos de extrema vulnerabilidad para Gran Bretaña”. Sohr cree que “Gran Bretaña desde la Segunda Guerra Mundial no ha pasado por momentos tan críticos desde el punto de vista político“.

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