Al menos 38 personas murieron y cientos resultaron heridas luego que las fuerzas de seguridad de Myanmar dispararon a quienes se manifestaban contra el golpe de Estado el miércoles.
Las protestas ocurrieron en distintas ciudades de la nación del sudeste asiático. Fotografías de la fatídica jornada muestran cadáveres tirados en las calles.
En Última Mirada, el analista internacional Raúl Sohr afirmó que el golpe en Myanmar fue distinto a los casos latinoamericanos, que “suelen ser violentos de entrada”.
En este caso, explicó, “fue un golpe muy lento en que inicialmente los militares y la policía se abstuvieron de reprimir, pero en la media que la gente ha ido saliendo a las calles y ha ido manifestando su repudio a esta nueva dictadura, la represión se ha ido incrementando“.
“Hoy (miércoles) ha sido el día más sangriento desde el golpe”, dijo el analista.
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Lucha de poderes regionales
Sohr explicó que “esa cantidad de muertos en un solo día ya nos habla de un cambio muy importante” y de lo que sería “una decisión política de los generales que rigen la dictadura”.
La escalada en las violaciones a los Derechos Humanos ocurre justo cuando comienza a articularse una oposición internacional al régimen, especialmente en occidente, con Estados Unidos con una posición especialmente crítica.
China, en cambio, que tiene relaciones muy estrechas con los militares de Myanmar, ha dicho que no se inmiscuirá en los asuntos internos de ningún país. “Pero esa neutralidad naturalmente favorece a la dictadura militar”, advirtió el experto.
La postura de Rusia también ha sido “bastante benévola” hacia los militares, en cambio, el primer ministro de India, Narendra Modi, ha tomado un posición mucho más crítica. “Y hay que decir que India es muy influyente en la región. Por lo tanto, ya se está configurando una lucha de poderes regionales”, dijo Sohr.
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