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“Ha pasado mucha agua bajo el puente”, es un dicho que parece vaticinio para este 2019, porque hay cuatro hechos que curiosamente tienen que ver con el agua y que nos fueron recordando esas fallas estructurales de un Chile que habiendo avanzando, había dejado a muchos de sus habitantes atrás.

Ese elemento tan vital para nuestro futuro y para nuestro presente, nos anunció lo que venía. Pero como cada acontecimiento sucedía en otras regiones, no en la Región Metropolitana, no en el centro del poder político y económico, tal vez por eso, fuimos ciegos a lo que mostraban.

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El agua de Ranco con ese señor que le dijo a dos mujeres que estaban en la orilla del lago: ” Este es mi jardín, ustedes se me van a ir y se me van a ir de  buena manera o, si no, voy a venir a sacarlas yo, y de una manera no tan pacífica”.

No era nada su jardín. Y aunque lo hubiera sido relevó la prepotencia una desigualdad de trato presente en nuestra sociedad y que duele.

El agua del invierno altiplánico que afectó sobretodo a los más vulnerables y que recuerda que estamos en pañales aún para enfrentar el cambio climático.

La falta de agua por la mega sequía, pero también por la mala distribución en zonas como Petorca: unos cultivan paltas, otros reciben suministro con camiones algibe.

Mientras alegan que no es solo sequía, es también saqueo frente al Estado que regaló derechos de agua en el pasado y que hoy debe recomprarlos carísimos.

El agua contaminada en Osorno nos advirtió de la falta de regulación y fiscalización de empresas que, como Essal, han financiado en el pasado campañas políticas y que gozan de un marco regulatorio, por decir lo menos, laxo.

Las cuatro desigualdades recordadas, pero el estallido social tuvo que ser también en Santiago para que tomáramos conciencia.

La esperanza es que para el nuevo eclipse, esta vez el 2020 en la Araucanía, hayamos avanzado en un país mejor, más justo donde nos volvamos a mirar a los ojos; donde recordemos que hay compatriotas que, por ejemplo, no podrán ver nunca más un fenómeno como el eclipse; donde la violencia nunca jamás se justifique; donde recordemos a los que ya no están; donde mujeres y hombre tengamos iguales oportunidades; donde más que consumidores, seamos ciudadanos; donde volvamos a confiar, lúcidamente, pero a confiar.

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