{"multiple":false,"video":{"key":"b42h6Yzs8l","duration":"00:01:59","type":"video","download":""}}

Casi la mitad de ellos son menos felices que cuando eran jóvenes. Los adultos mayores de nuestro país tienen más experiencia, han hecho un tremendo aporte, tienen más tiempo para ellos pero no están contentos.

Y tienen razón, en Chile no los tratamos como se merecen. A quienes quieren y pueden trabajar se los contrata poco. De hecho más de 1/3 trabaja pero en su gran mayoría lo hace por cuenta propia.

Sus jubilaciones, de júbilo nada… dan pena. Aunque 2/3 han incrementado un 40% su pensión gracias al Pilar Solidario, aún son más que insuficientes.

En estos días hemos visto ejemplos de Ilka Soza, docente a la que no le renovaron la tarjeta de crédito por tener 72 años. Dos años más tiene Miguel Kiwi, premio nacional de ciencias también discriminado por su banco.

A pesar de todo esto son optimistas, aunque se sienten solos.

Todos, tendríamos que revisar en nuestro actuar, en nuestras familias, al momento de contratar, cuando se habla de pensiones, cómo los tratamos. Y seguro tendríamos harto que mejorar y no poco de qué arrepentirnos. Si hasta la palabra viejo, la usamos para insultar: viejo de….

Se necesitan más y mejores políticas públicas en un país que además envejece de manera acelerada. Si no es por humanidad y sensibilidad, sería bueno que transversalmente los políticos recordaran que puede que los adultos mayores ya no marchen, pero buena parte de ellos… votan.

Tags:

Deja tu comentario