El Festival Internacional de Documentales de Santiago (FIDOCS) vive una de sus etapas más tensas desde su creación hace 22 años. Este mes la organización fue informada de que no obtuvo el financiamiento para sus ediciones 2019 y 2020 del Programa de Apoyo a Festivales de Trayectoria administrado por el Ministerio de las Culturas y las Artes.
La noticia fue un duro golpe para la cultura y el certamen que ha servido de plataforma para cientos de exponentes nacionales que han logrado visualización internacional gracias a FIDOCS.
Dado que de este financiamiento depende su producción anual, los organizadores entregaron una apelación el jueves, y ahora se encuentran a la espera del resultado.
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En conversación con CNN Magazine, el director de FIDOCS, Carlos Flores, dijo sentirse apenado con la noticia.
“No queremos pensar con mucha precisión el plan B, porque es asumir que el consejo no va a recapacitar“, comentó.
Plan B: Un festival a menor escala
Flores destacó la trayectoria del festival, fundado en 1997, cuando el rubro aún era muy precario y se exhibían muy pocas películas.
“Este festival fue creciendo al mismo tiempo que fue estimulando la producción documental”, destacó.
Aunque también reciben algunos fondos de privados, particularmente universidades, estos son menores. El grueso del festival es organizado gracias a los $59 millones que venían recibiendo año a año por parte del Estado. “No es una cifra tremenda, pero para nosotros es suficiente”, señaló.
Las grandes empresas privadas, en tanto, no se han hecho parte de la instancia porque “no les resulta estimulante en tanto no tiene la masividad del espectáculo”.
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“El cine documental viene con una imagen de que son películas educativas o descriptivas de situaciones de otra naturaleza, y en realidad el cine documental que nosotros mostramos es un cine muy contemporáneo que mejor se entiende llamado como de no ficción y que convoca un sistema narrativo muy novedoso y experimental que construyen un tipo de espectador“, destacó.
Y aunque Flores prefiere no pensar en un plan B, lo cierto es que han tenido que preparar uno: realizar el festival pero a menor escala, manteniendo el concurso nacional y con invitados que son financiados por algunos países europeos como España, Francia y Portugal.
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