Por Paz Arancibia

Desde muy joven, el gestor cultural y artista Carlos Aragay ha realizado distintos trabajos como dirigente social. Hoy, sin embargo, quiere asumir un nuevo desafío en su vida: ser parte de la Convención Constitucional y redactar la nueva Carta Magna que regirá en el país durante los próximos años. “Estamos en un proceso histórico, en donde tenemos la oportunidad de poder cambiar este país y participar de manera activa”, dice en conversación con CNN Chile.

A sus 35 años, el candidato independiente busca un cupo por la lista Asamblea Popular por la Dignidad en el distrito 17 (Constitución, Curepto, Curicó, Empedrado, Hualañé, Licantén, Maule, Molina, Pelarco, Pencahue, Rauco, Río Claro, Romeral, Sagrada Familia, San Clemente, San Rafael, Talca, Teno y Vichuquén).

Oriundo de un sector rural de Romeral, el director ejecutivo de la Fundación Sidarte (Sindicato de Actores y Actrices de Chile) ha desarrollado distintas organizaciones de base en la comuna donde se crio, creó las corporaciones de Cultura y Deportes e instauró la comisión de Educación, la que presidió por tres años.

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Cultura como bien soberano

Su pasión por la cultura y las artes lo han llevado a realizar una serie de talleres gratuitos, actividades de fomento lector, festivales de teatro e iniciativas de democratización, especialmente en espacios rurales y vulnerables de la Región del Maule.

Es precisamente esta materia su principal bandera de lucha para la nueva Carta Magna, que, según él, debería garantizar el derecho a la cultura y las artes como un bien estratégico y promotor del desarrollo social.

En suma, establecer la cultura y las artes como un “bien soberano” que el Estado debe proteger y promover en su diversidad y con todas sus identidades locales”.

“Creo que deberíamos tener especialmente la obligación en la Constitución de generar una ley orgánica de artes y culturas. Darle esa categoría es esencial, porque las dos materias se cruzan con todos los ámbitos de la sociedad”, señala convencido, agregando que el acceso a la cultura debería ser considerado como un derecho humano.

“Creo que como representante del mundo de la cultura y las artes, del mundo rural y de provincia hemos estado abandonados por la institucionalidad que tenemos actualmente y hoy tenemos la oportunidad de poder generar mayores piso de equidad y de dignidad para Chile”, indica.

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El “principio dignidad”

El candidato decidió participar en conjunto con la lista Asamblea Popular por la Dignidad, un pacto que se formó entre independientes que se encontraron en distintas instancias de lucha social. “Levantamos las candidaturas con un proyecto de transformación para Chile”, asegura.

Pero, ¿por qué el nombre? Porque buscan que el principal eje de la nueva Carta Fundamental sea generar el denominado “principio dignidad”. “De ahí tiene que partir la base, con la obligación de garantizar derechos sociales como la salud y la educación gratuita pública y de calidad, además de una jubilación digna”, agrega.

Además de su postura con respecto a los derechos sociales, Agaray se declara partidario del federalismo atenuado. “Es perfectamente posible tener poder político y económico y que las rentas regionales queden en la misma, para permitir generar planes y programas del Estado, pero con identidad local”, asevera.

Aunque intentó conseguir todo esto siendo concejal en 2012, reconoce que se alejó de la política al darse cuenta de que “el sistema no permitía generar transformaciones”.

Por eso, para este proceso, insta a la gente a votar por quienes sí serán capaces de hacer cambios, personas que, según él, “vienen de los territorios y los comprenden, que quieren abrir espacios democráticos y que vienen del mundo social e independiente”.

“Somos la gente común y corriente que quiere enfrentar este proceso con muchas dificultades para construir una mejor democracia una real de carne y hueso y participativa”, sostiene.

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Perspectiva de género

Como disidente queer, otra de sus definiciones será dar perspectiva de género a la discusión constitucional.

“Creo que las distintas personalidades pueden aportar para poder entender y valorar las diferencias, que es la mayor enseñanza que me da ser parte del movimiento queer”, afirma, argumentando que es necesario tener la visión desde la comunidad LGTBIQ+, pero también desde la “mirada del respeto a la mujer”.

“Somos hermanos, hermanas, hermanes de la lucha feminista, la causa de la mujer, por lo tanto, las disidencias sexuales también son parte de aquello”, agrega.

“Dar mirada de género es importante para toda la discusión”, expresa, reconociendo que también será indispensable “tener una perspectiva cultural para enfrentar las visiones y perspectiva medioambiental”.

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