Por Paz Arancibia

Mientras estudiaba Arte en la Universidad de Chile, Andrés Giordano (34) entró a trabajar en Starbucks, donde junto a compañeros decidió organizar el primer sindicato de esa empresa en el mundo. 14 años han pasado desde entonces, y en todo este tiempo ha sido el encargado de presidirlo.

La instancia hoy representa a más de 750 trabajadores y trabajadoras, quienes en noviembre del año pasado fueron indemnizados por la multinacional, que tiene una marcada ideología anti sindicatos y que de hecho, en Chile, ha sido condenada cinco veces por prácticas antisindicales.

Su rol en la defensa de los derechos laborales lo llevó a convertirse en el vocero de la red de sindicatos de comida rápida, Primera Línea Sindical, desde donde nace su candidatura independiente a constituyente por el distrito 8, que contempla las comunas de Cerrillos, Colina, Estación Central, Lampa, Maipú, Pudahuel, Quilicura y Tiltil.

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Según cuenta en entrevista con CNN Chile, en el colectivo se dieron cuenta que no querían “delegar la voz del sector del trabajo privado en otros personajes que no viniesen de nuestro mundo”.

Por eso, aunque admite que le pareció una opción “razonable” aceptar la invitación de la lista Apruebo Dignidad, aclara que al provenir directamente de la organización social, tienen diferencias programáticas con los partidos que comprende el pacto.

“Tenemos la oportunidad de transformar”

“El colectivo perdió el miedo y quiere dejar atrás la herencia de la dictadura”, sentencia, apuntando a la importancia de la inclusión de dirigentes sociales en la Convención Constitucional: “Es un factor clave para otorgar legitimidad a un proceso que nace de la movilización y de la gente que se siente representada en estos espacios”.

“La legitimidad hoy está en que el proceso tenga representantes del mundo social. Estamos en un momento histórico. La Convención no puede ser un Congreso 2.0. Hoy no se puede dejar este proceso a ese 1% que controla la mayor parte de la riqueza y que ha conseguido que la política funcione en la dirección que les permite mantener ese nivel de privilegios. Tenemos la oportunidad de golpear la mesa y transformar las cosas”, enfatiza.

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Criado prácticamente toda su vida en la comuna de Estación Central, Giordano se identifica como parte de la juventud que se organizó para hacer posible la redacción de una nueva Carta Magna. “Saltamos torniquetes, nos manifestamos en Plaza Dignidad, nos organizamos en nuestros territorios y estamos cansados de delegar nuestra voz en la misma tecnocracia de siempre, en los políticos resignados, que mantienen un modelo que ya no da para más”, afirma.

En la nueva Constitución, Giordano busca cambiar el rol del Estado, para volverlo protagónico, democrático, paritario y plurinacional. “Que sea más robusto e incida en la economía para el bienestar social”, dice convencido, destacando la relevancia de la participación ciudadana.

Esto, a través de poder revocatorio, iniciativas populares de ley y plebiscitos vinculantes nacionales y locales, que en sus palabras, “le den la capacidad al pueblo de ejercer el poder realmente, todo vinculado a una soberanía que puede ejercer la gente común a partir de sus espacios”.

Por su parte, es enfático en señalar que el Estado debe ser capaz de garantizar derechos sociales como pensionessalud, educación y trabajo.

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El trabajo a la Convención

Sobre este último, Giordano apunta al trabajo formal, informal y la seguridad socialtres dimensiones que son sustantivas de abordar en la Convención para “diseñar una estructura que permita generar garantías” en torno a ellas.

En cuanto al trabajo formal, el candidato reconoce que es necesario avanzar en derechos colectivos: “Garantizar la organización en sindicatos, no solo a nivel de empresa, sino como los trabajadores lo estimen conveniente; y el derecho a huelga, que en Chile no tiene un reconocimiento constitucional positivo”.

Sobre el trabajo informal, el independiente llama a eliminar la precarización laboral y generar garantías de seguridad y remuneración digna. “En materia constitucional debe quedar establecido un sueldo mínimo vinculado a las necesidades de una familia promedio. No puede ser una cifra al azar, tiene que haber una correlación con lo que significa el costo de vida de una persona y su núcleo familiar”.

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Finalmente, con respecto a la seguridad social, Giordano pretende amparar a quienes se ven imposibilitados de trabajar o quienes realizan labores no remuneradas, como el trabajo doméstico: “El soporte de la sociedad y de la productividad está en estos trabajos que están invisibilizados”.

En ese sentido, propone avanzar en la dirección de una renta básica universal, que reconozca que “la existencia en sí misma tiene un costo que debe ser abordado por el Estado al no tener la posibilidad de costearlo por otros medios”.

Asimismo, enfatiza en la necesidad de tener pensiones suficientes para una vida digna y de desarrollar la coparentalidad, generando políticas desde la Convención y hasta la legislación para “emparejar la cancha”. 

“Tenemos que avanzar hacia una sociedad donde los derechos sociales no sean más un bien de consumo mercantil, sino que tengamos la garantía de que por existir y habitar este espacio todos tenemos derechos a un vivir digno”, cierra.

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