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Tras la filtración del contrato de Jaime de Aguirre, TVN cayó en una crisis institucional que tiene al directorio exigiendo la renuncia de su presidente, Francisco Orrego.

Este jueves el alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, acusó que hay un grupo de WhatsApp de la UDI donde dicen que el canal “está lleno de pura gente de izquierda”.

Al respecto, el conductor de 360° en CNN Chile, Daniel Matamala, comentó en su editorial:

Televisión Nacional está quebrado, y no nos referimos a su aguda crisis económica, sino al quiebre del directorio entre representantes del gobierno y de la oposición.

Una operación respaldada públicamente por La Moneda para sacar al director ejecutivo del canal, y que tiene enfrentados en bandos irreconciliables, con amenaza de acciones legales, a gobernistas y opositores.

Hay muchos modelos de televisión pública en el mundo. Masivas o de nicho, enfocadas en el rating o en la calidad, grandes en tamaño, o pequeñas funcionando con producción externa, financiadas por un impuesto especial, con plata del Estado o con avisaje. Pero la verdadera diferencia entre las televisiones públicas que miramos como modelo y aquellas a las que no nos queremos parecer es una sola: si están al servicio de los ciudadanos o del poder político.

Y esa es la discusión de fondo aquí. No importa la inyección de recursos ni la tecnología ni el talento de sus empleados, si los políticos usan a TVN como un botín que capturar, el futuro es negro.

Lo que se necesita es un gran acuerdo nacional sobre un punto básico: garantizar que TVN sea independiente y que mire al público como su único objetivo. Si es así, Chile tendrá la televisión pública y que merece y que hoy está en riesgo de perder.

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