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Charles Scicluna llegó este martes a Chile. El enviado especial del Papa Francisco estará hasta el viernes en nuestro país recopilando antecedentes del caso Juan Barros.

Escuchará los testimonios de aquellos que acusan al Obispo de Osorno de encubrir los abusos de Fernando Karadima.

Esta es una primera señal, pero aún no es posible entender completamente el alcance. Pues la postura del Pontífice ha sido errática.

Basta recordar sus declaraciones en el país sobre el Caso Barros : dijo que “todo eran calumnias” mientras no le presentaran una prueba. En ese contexto el nombramiento de Scicluna marca un giro importante. Pero aún no sabemos si es solo un guiño o un intento real de llegar a la verdad.

Hasta ahora quienes han conversado con el experto del Vaticano entregan algunas luces.

James Hamilton hoy dijo que la visita de Scicluna es una señal de la desinformación del Papa. Una que perfectamente se puede atribuir a la omisión -o eventualmente a la acción- de las autoridades eclesiásticas en Chile.

Mientras otra de las víctimas de Karadima aseguró, tras su encuentro con el Obispo de Malta, que percibe una investigación “verdadera e independiente”. Sin embargo el vocero de la Conferencia Episcopal también aclaró que este “no es un tribunal”, sino un proceso de escucha.

¿A dónde llegará ese proceso? Dependerá en buena parte de lo que decida el Papa. Pero también de su voluntad para delimitar el caso.

Acá no solo está en juicio el rol de Barros, sino de otros obispos, como Andrés Arteaga u Horacio Valenzuela, que también formaron parte del círculo de Karadima. Y en último término también de Francisco Javier Errázuriz y Ricardo Ezzati, responsables del tratamiento que se dio a las víctimas.

En suma, un proceso para toda la jerarquía chilena que será sometido a revisión, en un caso que se ha convertido en un dolor de cabeza importante para el Vaticano.

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