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“Nos interesaría saber por qué hubo un tiempo importante entre que se descubren los hechos y se denuncian. No es lo usual”. Dijo el Fiscal Manuel Guerra.

A nosotros también nos interesa. Porque, según los expertos, las primeras 24 horas, son esenciales en la investigación de un delito, y en el caso de la SOFOFA, pasaron casi dos semanas antes de que se presentara la denuncia.

Tiempo en que los micrófonos supuestamente hallados por la empresa de investigaciones Profacis fueron manipulados y periciados. Si hablamos de un posible delito, entonces el sitio del suceso y el cuerpo del delito fueron contaminados.

Recién hoy la Fiscalía comenzó a investigar, se tomó declaración al presidente de la Sofofa y se entregaron los micrófonos.

También llama la atención que tras el hallazgo no se haya llamado a fiscales ni policías, como lo haría cualquier persona que descubra un posible delito, sino a un notario, para certificar bajo reserva lo ocurrido.

La empresa que dice haber encontrado el micrófono, Profacis, no tiene inicio de actividades en el SII, ni registro en el OS10 como debería si es que se dedica a investigación privada. Quien se señala desde la SOFOFA como su dueño es Rubén Aros, un carabinero en retiro, que trabajaba en una comisaría de Valparaíso.

Lo que también sabemos es que esto se dio a conoce a pocos días de la elección de la SOFOFA.

Y sabemos que por eso es más relevante aún, conocer quiénes están detrás de esto.

Pero, como dice la frase el tiempo pasa y la verdad huye. Ojalá, no sea el caso.

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