Más vale tarde que nunca, pero a veces puede ser demasiado tarde. Cuatro días demoró la Presidenta Bachelet en articular una respuesta política a la derrota en las municipales.
En una entrevista en revista Capital destacó la ventaja del oficialismo en concejales. Demasiado tiempo para revertir la sensación ya instalada de triunfo en la oposición, y de catástrofe en la Nueva Mayoría.
La Presidenta dice que no ve un giro a la derecha e insiste en no hacer una autocrítica que desde su conglomerado le exigen.
Y cuando anuncia que vienen más cambios los atribuye a futuras carreras parlamentarias; no a la necesidad de rectificar rumbo o ajustar equipos.
Michelle Bachelet responde a Andrónico Luksic que el país no se cae a pedazos, y desliza cierta responsabilidad en las decisiones de los partidos de la Nueva Mayoría, en lo cual tiene razón.
Porque esas colectividades no fueron capaces de ponerse de acuerdo en primarias para todos los cargos, porque fueron divididas en varias comunas y presentaron en más de una malos candidatos…
Problemas que Aylwin, Frei o Lagos resolvían actuando como líderes de la coalición gobernante, a quienes se recurría como último árbitro en caso de extrema necesidad.
Un rol que la Presidenta Bachelet renunció a tomar, dejando a la coalición gobernante sin un liderazgo que hoy parece necesitar más que nunca.
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