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Hoy se bajó la toma de la facultad de derecho de la Universidad de Chile. Uno, no el único, de los hitos de la reciente ola feminista.

El debate sobre si las tomas son un instrumento válido o una herramienta violenta es válido, pero hay otro que hoy queremos: lo que no vemos.

Pinguinos, universitarios, AFPs, Sename… los medios y los líderes políticos hemos llegado tarde a demasiadas demandas latentes en la sociedad. Pensemos en el feminismo: Chile se dio el lujo por décadas, sino siglos, de no abordar y reflexionar en serio, transversalmente, sobre una desigualdad que afecta ni más ni menos que a la mitad de su población.

Es cierto en cada una de estas áreas el país ha avanzado, pero no llegó ninguna a estar en el centro del debate, en el corazón de las prioridades, hasta que hubo una tragedia, un escándalo o marchas imposibles de ignorar.

Entonces la pregunta es: ¿qué demandas latentes hoy no detectamos? Un ejemplo es la discapacidad. Hay colegios que siguen cobrando más caro a los alumnos en situación de discapacidad, se les discrimina en seguros de salud, se les restringe su sexualidad, poco se les contrata, aunque afortunadamente ahora hay ley de cuotas.

Hay una cultura que los infantiliza e incluso no los respeta como ciudadanos y que considera cada avance como un favor. Incluso hoy, 2018, un entrenador como Claudio Borgui intenta insultar a Sampaoli diciéndole mongólico. Cierto que ñueho se disculpó. Pero ese lenguaje discriminatorio debiera estar ya erradicado. Porque no da lo mismo, porque ofende.

Discapacidad un tema aún demasiadas veces invisible: ¿qué otros hay?

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