A finales de la década de los 80, el mercado del cine móvil comenzó a florecer en Ghana, llevando las proyecciones de películas a pequeñas villas y áreas rurales que no tenían energía eléctrica.

Estos “videoclubsartesanales -usualmente construidos gracias a un generador diesel, un VCR y un televisor o proyector cargados en un camión- viajan a través del país exhibiendo grandes éxitos de Hollywood y Bollywood, así como también filmes de África occidental.

Para atraer más espectadores, los videoclubs necesitaban publicitar sus ofertas de manera atractiva, pero ellos no tenían los pósters originales o los medios para imprimir afiches alternativos: los líderes militares del país habían impedido, incluso, la importación de equipos de impresión.

Así que hicieron los suyos propios, encargándole a artistas locales a pintar a mano los afiches sobre sacos de harina usados. Eran largos, usualmente en torno a los 120 centímetros de ancho por 170 de alto.

Desde entonces, los afiches han tenido gran demanda en el mundo artístico, con los primeros originales alcanzando altos precios entre los coleccionistas.

Los trabajos son famosos por su deslumbrante y exuberante estilo, llenos de músculos, sangre y características exageradas.

“Fueron diseñados para vender entradas, todo giraba en torno a que la gente entrara por la puerta”, dijo Brian Chankin, un vendedor y coleccionista, al teléfono desde Ghana.

“La idea era intentar hacer cada uno tan único como fuera posible,sin mencionar tan loco como fuera posible“, afirmó.

Ocasionalmente, los artistas tomaban licencias creativas al representar eventos que no estaban en los filmes. “A veces veía las películas y tomaba algunas acciones de él”, dijo en un correo Heavy Jay, un artista dueño de un estudio en Teshie, cerca Accra, ciudad capital de Ghana.

“Pero si la película era muy aburrida, entonces tenía que hacerlo con mi propia imaginación, la cual incluye algunas acciones que no estaban en las películas para atraer más gente a verlas”, sostuvo a CNN.

Para los ’90, peak en la industria de los clubes de cine, varias docenas de artistas fueron empleados para producir los pósters. Algunos de los artistas más populares -o sus seudónimos- incluyen a Joe Mensah, Nyen Kumah, Leonardo, Socrates, Death is Wonder, Frank Armah y D.A. Jasper.

Brian Chankin comenzó a coleccionar afiches hace aproximadamente 10 años, justo cuando comenzó el interés mundial en torno a ellos. Ahora los colocó en una tienda de películas que tiene en Chicago.

“La gente empezó a querer comprar uno de los que estaba en la pared, así que terminé vendiendo algunos”, dijo. “Fui capaz de ganar un pequeño arrastre con ellos, así que empecé a comprar más y más con cada dinero que tuve. A través de los años, cientos y cientos de pósters han pasado por mis manos y muchos de ellos los mantengo en mi colección”, explicó.

Hay algunos que podrían irse fácilmente en los miles (de dólares) si me decidiera a venderlos, pero esos son los que ciertamente no estoy interesado en vender. Sé que otras personas han vendido estos afiches por más de 50.000 dólares”, sostuvo.

“Cualquier cosa de los ’80 es increíblemente escaso e increíblemente difícil de encontrar a este punto”.

La demanda de videoclubes en Ghana por estos pósters comenzó a morir a mediados de los 2000, cuando la reproducción en los hogares comenzó a masificarse y las impresiones empezaron a ser más prácticas que encargar el arte original, el cual tomaba días en terminarse.

Desde entonces, varios artistas han salido del negocio, dijo Chankin. Pero algunos han mantenido viva la tradición y ahora trabajan por encargo, ya sea haciendo copias de pósters originales o pintando otros completamente nuevos, tanto de películas antiguas como de las más recientes.

En 2015, Chankin abrió Deadly Prey Gallery, un estudio basado en Chicago que trabaja con artistas ghaneses. Los precios de los pósters hechos a pedido van entre los 300 y los 600 dólares, siendo los más pedidos los éxitos de taquilla de los ’80, justamente los que hicieron famosos a los pósters.

“Predator, Terminator, cualquier cosa con Kurt Russell, cualquiera con Jean-Claude Van Damme”, dijo Chankin, aladiendo que “el horror es, posiblemente, el género más popular”.

Con el interés aparentemente al alza, los pósters ahora son fáciles de encontrar en Internet. Pero, advierte Chankin, los compradores deben estar alertas a las copias modernas disfrazadas como las originales antiguas.

“Siempre hay piratas. Usualmente intentan que los afiches se vean más viejos de lo que realmente son”, dijo. “Esos los pude notar en un segundo, pero otra gente puede no ser capaz de verlo”.

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