“No ando queriendo ocupar el espacio de nadie”: Mon Laferte responde a acusaciones de trato “privilegiado” en exposición

Por Polet Herrera

19.02.2025 / 18:10

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La compositora hizo un recorrido por su vida y expuso como se refugió en la pintura ante diversas violencias. Sobre la polémica por su muestra en Valparaíso, respondió: “Yo no ando queriendo ocupar el espacio de nadie, pero tampoco voy a andar disculpándome por ocupar el mío”.


La cantante Mon Laferte decidió pronunciarse ante las críticas y acusaciones de recibir un trato “privilegiado” en desmedro de otros artistas en la programación de exposiciones en el Parque Cultural de Valparaíso (PCdV).

Tras días de silencio, la intérprete de Tu falta de querer publicó en su cuenta de Instagram la siguiente interrogante: “¿Cómo se gana una el derecho de llamarse artista? ¿Naces, te haces, lo compras?”.

Para responder a esta pregunta, hizo un recorrido por su vida y trayectoria, dejando en claro que, aunque no fue a la universidad como muchos de sus pares, las necesidades le enseñaron a ser más “creativa, a arreglárselas y a no pedir permiso”.

¿Se imaginan si hubiera pedido permiso? Yo estaría muerta”, planteó.

La compositora relató episodios complejos de su vida: “Fui violada a los 7 años, a los 11 empecé a tomar, fumar cigarrillos y consumir marihuana, probé la pasta base a los 13, estudié en la D-320, almorzaba en la escuela y solo llegué a octavo básico”.

A los 13 años, debido a las condiciones de vida, tuvo que empezar a trabajar. Posteriormente, sufrió otro episodio de violencia: “Desde esa edad hasta los 18 fui abusada por un tipo 20 años mayor que yo, quien me vendía como mi manager; él se quedaba con la mitad de la plata. Durante ese tiempo canté en la calle, en bares, en las micros y en circos”, relató.

En paralelo, se hizo cargo de su abuela, asumiendo el rol de cuidadora tras un derrame cerebral que la dejó postrada.

En esa época, debía salir por las noches a generar ingresos, con los cuales le compraba pañales y, a veces, “uno que otro vestido de ropa usada pa’ cantar. Aprendí a hacer maravillas cosiendo a mano”.


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La llegada a la televisión

A los 18 años, se hizo conocida en el programa Rojo. En ese tiempo, no era Mon Laferte, sino Monserrat Bustamante. Su llegada a la televisión, desde su experiencia, fue la “salvación de mi vida”, ya que le permitió ayudar a su familia.

Sin embargo, enfrentó momentos difíciles durante ese periodo: “Durante los cinco años que estuve en la tele fui acosada por un productor musical, me besaron a la fuerza varias veces y me trataron de puta sin talento. Me la creí y aguanté por necesidad, pero finalmente tuve el valor y me fui”, recordó.

Construir una carrera en México

A los 23 años, “me fui a México, sin pitutos, sola, con ganas de salir adelante”. En un contexto político y social complejo, marcado por el avance del crimen organizado, muchas veces debió huir en Veracruz en plena presentación en bares.

“Ganaba 300 mil pesos al mes. Con eso, a veces le podía mandar plata a mi familia en Chile”, dijo.

Con el sueño de empezar de nuevo, casi se vio eclipsado por problemas de salud: “Tuve cáncer de tiroides. Me operaron en el sistema público de salud, quedé con una parálisis facial y no pude mover el lado derecho de mi cuerpo por dos meses. Aún esto me pasa la cuenta: no siento la cara de mi lado derecho. Casi me quedé sin voz después de la operación, tuve que aprender a cantar de nuevo. El doctor me dijo que no podía cantar en seis meses, pero a los dos meses volví a los bares. Yo tenía que trabajar”, enfatizó.


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“Yo no ando queriendo ocupar el espacio de nadie”

El camino recorrido tuvo su recompensa. A los 31 años, en momentos de tristeza, su refugio fue el arte: “Yo pinté y pinté y pinté, y bordé, y lloré mientras pintaba. Mientras la música me daba para comer, la pintura me salvaba de toda la mierda que tuve que pasar”, afirmó.

En esa misma línea, complementó: “Tengo 8 discos publicados, más de mil obras como artista plástica, pero hasta el día de hoy me siento como una intrusa. Es verdad que hoy tengo un lugar privilegiado, me volví una burguesa, una nueva rica, y sé que no pertenezco y nunca voy a pertenecer, porque yo siempre voy a ser una flaite, y ahora una flaite famosa”.

“Entonces pienso: yo jamás podría haberme formado en esa cola imaginaria, porque antes de mí estaban los académicos, los que sí saben pintar. ¿Y saben? Yo les encuentro razón en todo lo que dicen de mí. A veces dudo y dudo de todo lo que hago, a veces pienso que todo mi arte es una mierda. Y no solo dudo como artista, dudo de mí también como mamá, dudo de todo, porque siempre me dijeron que no valía y yo me la creí”, agregó.

 

Parque Cultural de Valparaíso. Crédito: Pablo Ovalle/ Agencia Uno.

A pesar de las adversidades, Mon Laferte, sin titubeos, manifestó que decide avanzar igual: “Quiero que sepan que, con humildad, comparto mi arte. Lo hago con el respeto que merece mi oficio”, sostuvo.

Ante las críticas de los últimos días por el reclamo de los artistas visuales de Valparaíso, respondió: “Yo no ando queriendo ocupar el espacio de nadie, pero tampoco voy a andar disculpándome por ocupar el mío”. Y concluyó: “Aquí tienen mi historia. ¿Y saben qué? Si esto se trata de meritocracia, entonces yo me lo merezco todo”.

 

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