La vida no basta de buenas intenciones. Bien lo saben Carlos Araya (bajista) y Margan Arenas (vocalista), los dos miembros fundacionales de un grupo que comenzó como la mayoría de las bandas de rock, al calor de la comida chatarra y los links de presentaciones televisivas de Joy Division y Beach House. El nombre también tuvo un origen similar: en la previa de una tocata, se encontraron con una vieja revista National Geografic con el alarmante título: “Los animales también se suicidan”.

Tras tres meses de intentos y dar forma a las primeras canciones en su natal Antofagasta, la vida llevó a Margan a pasar un tiempo junto a su familia en La Serena (“Me estaba portando muy mal y me llevaron para allá”, confiesa), dejando al proyecto en una especie de relación a distancia, hasta que sus dos cabecillas decidieron que era el momento de intentarlo de verdad, llevando sus maletas hasta Santiago.

Desde el 2017, al alero del sello independiente Lagartija, Los Animales comenzaron a hacer ruido en las noches capitalinas, en paralelo a la creación del material para su disco debut.

“Fue un momento súper fuerte en mi vida. Estaba conociendo las crisis de pánico, el rollo de vivir de nuevo con mis viejos en una ciudad donde no cachaba nadie, echar de menos mi vida en Antofa. Después un quiebre de una relación como de cinco años y el hecho de venirse a vivir a Santiago y el invierno para los nortinos es terrible. Ahí empezamos a grabar el disco con el Tomás (Preuss)”, sintetiza el vocalista.

Preuss, conocido por ser la cabeza visible de Prehistöricos, supo ayudar al dúo a encontrar un sonido que los identificara plenamente, despojándolos de la crudeza de los primeros tiempos, y llevando su sonido hacia otros horizontes. Las nuevas ideas llevaron a que las primeras grabaciones del disco, hechas en los cotizados Estudios del Sur, fueran eliminadas casi por completo.

“Nosotros queríamos dar el siguiente paso, queríamos buscar el profesionalismo”, precisa el bajista, quien compara su experiencia con la de otras bandas nortinas que vieron en su adolescencia. “Yo siempre escuchaba las de Antofa y yo no quería que mi banda sonara así, porque allá las opciones son más limitadas. Entonces, siempre tuvimos la idea de sonar más pro”.

Tras 3 años de intentos y la salida de un baterista que los acompañó de sus inicios, pero que no se sumó al cambio de residencia, LATSS terminaron Balneario, su disco debut que esconde la melancolía adolescente entre enérgicas líneas de bajo, pegadizos riffs y sutiles ganchos herederos de todas las trasnochadas playlists que se reordenan tras sumergirse en el post punk de fines de los 70 y sus relecturas dosmileras.

De principio a fin, las nueve canciones de este disco tendrán su presentación en sociedad este miércoles 15 de mayo, en un especial show en la Sala Master de la Radio Universidad de Chile (entradas vía Eventrid).

La instancia será una pequeña fiesta, en la que junto a la formación actual del grupo se sumarán cuatro amigos que han sido parte de su recorrido más reciente, tanto por haber compartido escenario en estos años, así como también los meses que grabaron su álbum: Álvaro Solar de Protistas, Valentina Rojas de Prehistöricos, Joaquín Saavedra (Paracaidistas) y Simón Campusano (Niños del Cerro).

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