Por Viviana Encina
MAURICIO MENDEZ-FRANCISCO LONGA/AGENCIAUNO

La actriz Patricia Rivadeneria, confinada, al igual que gran parte del mundo, decidió que este era el momento de adelantar una idea que le rondaba hace rato, junto al director Esteban Larraín. Crear un espacio donde se pudiera ver las obras de temporadas pasadas.

Ahora el tiempo disponible es un buen aliado y ya no valía como excusa para justificar el escaso consumo de artes escénicas en Chile.

Fue así como llegó Escenix, una plataforma de teatro On Demand que acaba de lanzar una app que ya tiene más de 17 mil inscritos. El 68% de ellos son mujeres y gran parte de la Región Metropolitana.  En su catálogo está “Xuárez”, ” Amores de Cantina” o “La iguana de Alessandra”, sólo por mencionar algunas de las más destacadas alternativas disponibles.

“Acá hay algo fundamental: mantener el vínculo con el público, decir que los artistas no hemos parado y buscar fórmulas que nos abran a nuevas audiencias” dice la actriz.

“Para los más puritanos –yo no lo soy, soy bien bastarda en mi forma de pensar y de actuar– el teatro virtual es algo que traiciona. Sí, es evidente, si el sexo virtual no es igual que el carnal, pero existen los dos y cada uno sabe qué es lo que le gusta más…” dice Rivadeneira

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Para la actriz esta etapa de transición o intermedia exige eso sí algo imprescindible: calidad. Si bien la mayoría de la cartelera hoy disponible en Escenix son obras que no fueron grabadas exclusivamente para lo digital, Rivadeinera explica que muchas de ellas están disponibles para ser vistas con la mejor definición posible.

El streaming teatral, además, puede ser un complemento a la reducción de los aforos en las salas. Algo que está por implementarse, por ejemplo, en la reapertura de los eventos artísticos en Europa. Probablemente esta posible fórmula híbrida en donde la mitad público pueda verla en vivo y la otra desde sus casas pueda generar varios beneficios que van más allá de la pandemia.

“Esto también es una alternativa al déficit de salas. Y a la concentración, porque el 85% de las salas de teatro en la región metropolitana se ubican en tres comunas de la capital” analiza Rivadeneira sobre la fuerte presencia en el sector Oriente de Santiago. “Yo quiero que esas personas que viven en Coyhaique puedan ver una obra, puedan reconocer a sus artistas y así el día de mañana van a necesitar una sala de teatro, pero para exigirla ante tiene que conocer el teatro“, agregó.

Patricia plantea este punto en una conversación que se da a minutos de haber terminado de ver la adaptación que hizo que hizo Danny Boyle del clásico Frankenstein de Mary Shelley liberado por el Teatro Nacional de Londres.

“Imagínate, tendría que haber viajado a Londres para poder ver esta obra. Mira, esto es como pensar que si no viste a los Beatles en los años 60 ahora no los puedes escuchar. Bueno en Escenix espero que mis bisnietos vean a su abuela actuar en teatro, esto es algo que se ha hecho desde hace tiempo, la BBC siempre ha televisado sus obras, la RAI en Italia lo hace y aquí también hay un círculo virtuoso de financiamiento que se va implementar a través de las donaciones. A eso nos invita esta situación a tomar lo mejor dentro de lo peor y a entender que tal vez no todo lo malo viene solamente a dañar” plantea la ex Agregada Cultural en Italia entre 2001 y 2006.

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Los recitales en suspenso

Las primeras semanas de marzo, cuando todavía se discutía qué tan drásticas debían ser las medidas para enfrentar al COVID-19, uno de los primeros anuncios fue la cancelación de todas las actividades que reunieran a más de 50 personas. Varios festivales de música y conciertos, entre ellos Lollapalooza, tuvieron que ser postergados. Algo que ya había ocurrido en el hemisferio norte afectando a industria musical con cifras de varios cientos de millones de dólares que día a día aumentan.

Y que afectan la principal fuente de ingresos de los músicos. En Chile gran parte de los artistas nacionales vive de las presentaciones en vivo. El 80% de los ingresos pasa por los shows y participación en eventos musicales, según La Sociedad Chilena de Autores e Intérpretes Musicales, SCD.

El vocalista del grupo Sinergia, Rodrigo Osorio, nos cuenta que a punta de recortes y reajustes logran crear un fondo para los exponentes de la escena musical más afectados. El consejero de la SCD explica que se materializó en pagos a los artistas de tres cuotas de 100 mil pesos.

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El músico, que además acaba de ser papá, insiste en que esta situación inédita para el mundo “también es una oportunidad”. Algo que él mismo ha experimentado en un plano personal, viviendo esta cuarentena con más tiempo para estar con su hijo. Algo que no se hubiese dado en su contexto habitual marcado por shows y giras.

“Yo no estoy de acuerdo con aquellos que creen que la música en el streaming va perder la novedad, es como decir que Netflix perdió la novedad. Para mi es un buen sucedáneo, puede que no reemplace la experiencia del vivo. La emoción, la espontaneidad, pero los artistas tenemos un componente de reinvención constante y hay que canalizar positivamente esa nostalgia y transformarla en un impulso creativo” dice el vocalista de Sinergia.

Osorio considera que va ser importante también lo que nos muestre la experiencia internacional que ya está avanzando en pensar cómo se van a restablecer las actividades masivas. España ya ha definido cuatro etapas del desconfinamiento. Actualmente, están en la fase cero que dura hasta el 10 de mayo. Recién en la etapa dos se detalla qué pasará con las actividades culturales y de entretención. Reabrirán cines, teatros, auditorios y otros espacios similares con asientos preasignados y el aforo limitado a un tercio de lo habitual. También se podrán visitar monumentos y salas de exposiciones, con la misma restricción de asistentes.

En el caso de los conciertos serán en espacios cerrados también, con un tercio del público habitual. Si son al aire libre, se permitirá que se congreguen hasta 400 personas siempre y cuando estén sentadas.

Osorio cree que en nuestro país será clave la gradualidad y que siempre se debe anteponer la seguridad antes que otra cosa, porque cualquier error lo podemos pagar muy caro. “Así vamos a revalorizar lo que teníamos. Si te dijeran ahora que puedes ir a un bar, que no te vas a contagiar, te vas a juntar con tus amigos, a tomar una cerveza y escuchar en vivo a un grupo que te gusta, dirías qué experiencia más maravillosa” por lo que ha significado la ausencia de estos eventos en casi dos meses.

Concluye que este debe ser un periodo de valoración de lo que teníamos por parte del público, para los artistas será un espacio de planificación y creatividad, pero es fundamental que las instituciones también asumen un rol de apoyo, porque insiste que los músicos viven esencialmente de presentaciones en vivo, viven de sus shows y eso hoy día no lo pueden hacer.

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Contradicciones en la industria audiovisual

La industria audiovisual, por su parte, está viviendo las dos caras de la moneda. Películas, series y documentales son por estos días la gran alternativa para pasar el encierro.

El consumo está viviendo una demanda histórica en plataformas digitales. Pero la actual crisis implicó la cancelación de grabaciones, postergar estrenos y en algunos casos optar por liberar los contenidos para ser vistos desde las casas. Los festivales de cine –claves para la difusión y el desarrollo de la industria– en este complejo escenario decidieron lanzar una actividad en conjunto agrupando a más de 20 instancias de este tipo.

Se trata de We are One: A Global Film Festival. Algunos de los contenidos y de las películas participantes serán liberadas, pero esto no significa la cancelación de estos eventos como el Festival de Cannes, Berlín, Venecia y Sundunce por mencionar algunos. En nuestro país sigue en pie la realización de Sanfic y Valdivia en sus ediciones 2020.

El periodista y crítico de cine, Joel Poblete, un fuerte promotor del cine chileno, destaca lo que ha ocurrido con plataformas como OndaMedia. Presenta un extenso catálogo de material audiovisual de factoría local, el espacio ha demostrando que el cine chileno ha sido una de las alternativas para estos días de confinamiento.El sitio ha tenido una buena recepción con una alta concurrencia de visitas.

De 50 mil películas vistas al mes, subió a 400 mil en medio de la pandemia. Sin embargo hay dudas en el impacto que estos puede generar en las producciones nacionales.

“Todo el contenido que se ha liberado es un arma de doble filo, porque te acostumbras a consumir los contenidos de esta forma y si antes ya costaba llevar gente a las salas a ver cine chileno, después de esto que pueda sea aún más difícil”, asegura.

Este desafío del cine nacional ya ocurría antes con películas y series que en el streaming generaban conversación en las redes y difusión a través del boca a boca, pero que no ocurría de igual forma con los estrenos en salas. Pero las dudas respecto a lo que está por venir en la industria cinematográfica no sólo está en las producciones locales.

Poblete plantea que va ser lógico que el público siente la necesidad de volver a sentir la experiencia del vivo. “La gente va necesitar volver a la ópera, a los teatros, a escuchar un concierto, pero puede que lo piense un poco más, a los riesgo al momento de volver al cine, sobre todo porque esa experiencia de alguna manera la puede vivir en su casa. Espero que no todos, yo seré de los primeros apenas vuelvan a abrir los cines volver a vivir lo que significa ver una película en el cine” dice el crítico.

Un dramaturgo comentaba antes de comenzar su propuesta de obra teatral a través de Zoom que cuando estamos todos juntos pasan cosas. Terminado el ejercicio se veía a un público entusiasta que agradecía la experiencia. Y sí, también se generó debate, discusión, reflexión.

Ahí también hubo un acto colectivo, en un nuevo formato, en un nuevo lenguaje, pero la intención se cumple. Y como explicaba la actriz Patricia Rivadeneira, los artistas no se han detenido y en sus obras las futuras generaciones encontrarán eso que no está en las estadísticas epidemiológicas. Las sensaciones, las percepciones, los miedos pero también la oportunidad que esta crisis nos deja.

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