Isabel Baboun y la postura de Chile frente al pueblo palestino: “La ciudadanía chilena ha mostrado una gran solidaridad”

Por Polet Herrera

13.04.2025 / 12:26

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La escritora conversó con CNN Chile sobre su libro "Ummi: Una historia de la migración palestina", donde, a través del relato familiar y fuentes documentales, reconstruyó el recorrido de diversas generaciones que llegaron a Chile. En la entrevista, reflexionó sobre la memoria, las luchas del pueblo palestino y también analizó los dichos de Trump respecto a la Franja de Gaza.


Es viernes 11 de abril, un día nublado en la ciudad de Santiago, en plena época otoñal y con horario de invierno. A eso de las 13:30 horas llegó a una cafetería la escritora Isabel Baboun Garib, con sus rulos y un mechón rojo al viento. Han sido días ajetreados desde inicios de marzo; hace poco fue el lanzamiento de su libro Ummi: Una historia de la migración palestina.

El trabajo de la académica ha sido elogiado por importantes figuras del mundo del periodismo, como Alberto Fuguet, quien expresó: “Parece un libro del ahora, urgente. Y puede serlo: se puede leer como lucha, pero esto es más memoria, más hilado, más regresar. Un libro sobre inmigración, sobre saber de dónde se viene, sobre qué habría pasado si se hubieran quedado. Entender la historia para contar una historia”.

También lo hizo Montserrat Martorell, Doctora (c) en Literatura Hispanoamericana y Máster en Escritura Creativa.

Pero uno de los reconocimientos más significativos para Isabel, más allá del mundo de las letras, vino de Vera Baboun, embajadora del Estado de Palestina en Chile, quien subrayó que Ummi significa “أمي” (mi madre) y destacó que este trabajo: “En un emotivo encuentro literario cargado de identidad y memoria, Isabel Baboun presentó su libro UMMI, una obra profundamente personal que conecta generaciones, territorios y afectos. Proveniente de una familia palestina originaria de Belén, Baboun ha crecido en Chile con el eco constante de una historia que la atraviesa: la del exilio, la herencia cultural, y el papel vital de las mujeres palestinas en la preservación de la identidad”.

“No es solo un libro; es un acto de amor, una reconstrucción del vínculo con la tierra ancestral desde el lenguaje, la memoria y la experiencia femenina. Para una autora chilena de descendencia belenita, escribir este libro es una forma de tender un puente entre el aquí y el allá, entre la cotidianidad de la vida en la diáspora y el imaginario profundo de Palestina”, complementó.

En esos días de movimiento, la académica se hizo un tiempo para conversar sobre memoria, migración, familia y también para detenerse a analizar la coyuntura política internacional. Dejó además la invitación para participar en un conversatorio del libro que se realizaría el martes 15 de abril a las 19:00 horas.

“Es como si la guerra quisiera borrar cualquier proyecto o noción de comunidad”

En el libro de Isabel se repite la frase de “hacer clan” dentro de la comunidad palestina. Sobre su significado, explicó que desde su perspectiva, a medida que iba escribiendo el libro, comenzó a configurarse con fuerza esta noción: “Me fui dando cuenta que para los palestinos, en todas las partes donde se asentaron —no solo en Chile, que sabemos es donde más cantidad de palestinos hay después de Medio Oriente—, ellos logran afianzar su identidad y sus valores, sobre todo desde la familia, y la idea de la familia, pero no solo como idea, sino como noción de arraigo y de pertenencia, es muy importante”.

En esa misma línea, esta idea está relacionada con hacer familia y reforzar la identidad: “Que tienen ellos con su tierra, con su territorio y con su tierra, y también con la noción de pertenencia que tienen en ese lugar que dejaron, pero también la nueva noción de pertenencia que están construyendo al lugar al que llegan, en este caso Chile”.

Por tanto, señaló que también existe una idea de crear vínculos con la familia que se fue antes que tú, y con la que te vas a reunir si tienes suerte; de hacer lazo con el territorio que te recibe, incluso con la lengua que vas a empezar a aprender y que no es tu lengua madre: “Y bueno, entonces hacer lazo con los palestinos también que llegaron primero y que con ellos empiezas a hacer, a tratar de seguir esta noción de familia un poco rota, pero que al mismo tiempo no se rompe por esta noción de clan que tienen ellos tan arraigada”.

Esas personas, describió, son acompañantes que pueden estar durante años, afectos que se refuerzan “no necesariamente desde la infancia”. Y explicó que este vínculo también significa: “Forjar una relación no solo a tu territorio donde naciste, sino que a la historia de ese territorio también, hacia atrás, y por eso es tan tremendo lo que sucede con Palestina, porque de alguna manera la guerra, las muchas guerras por las que ha pasado, quieren borrar esa noción de clan pero no se borra (…) es como si también la guerra quisiera borrar cualquier proyecto o noción de comunidad, de clan hacia adelante, hacia un futuro, entonces para mí también tiene que ver con eso, con la noción de comunidad, y de entender que somos individuos en tanto nos relacionamos con el otro”.

Crédito: CNN Chile.

“Mi mamá ha sido el cable al pasado y a la memoria”

Y siguiendo esa idea, otro concepto fundamental para entender esta obra, según Baboun, es la figura de la madre, por diversos motivos. Uno de los más significativos tiene relación con la pérdida de la lengua madre, que —según destacó— es una de las “primeras cosas que pierden los migrantes”. En el caso de los palestinos, se trata del árabe.

“Entonces, de alguna manera, nombrar el libro con una palabra que alude a la madre, para mí tenía que ver con nombrar el libro y la historia de los palestinos con eso que los conecta con esa lengua materna. También porque para mí esa búsqueda que fue posible, gracias a que mi mamá está viva, he tenido acceso a todas las historias, que si bien no están todas en el libro, pero mi mamá ha sido el cable al pasado, al presente, y, bueno, a una memoria que ella guarda desde su recuerdo, pero al mismo tiempo es ella quien a través de su relato y de su palabra y de su oralidad me conecta, a su vez con su madre, y a su vez con su abuela, que es mi abuela y mi bisabuela”, comentó.

De hecho, en el proceso creativo de la portada del libro, detalló que el arquitecto José Hassi Gidi (Colectivo Al-Auda) la diseñó en el marco de la conmemoración del Día de la Tierra Palestina, exactamente un año atrás. Con el trabajo de Hassi, expresó: “Volvemos a la idea de la tierra y nada más cercano a la tierra que la madre. Entonces, la figura de la madre para mí era un ancla, y lo es todavía, a la memoria, pero también a la tierra, y por eso la identidad, a la idea de clan”.

Crédito: CNN Chile.

“Los ciudadanos chilenos han mostrado una gran solidaridad con Palestina”

Al preguntarle por su perspectiva acerca del racismo que enfrentó la comunidad árabe al llegar a Chile, Baboun dejó en claro que su libro “en ningún caso, es un retrato sociológico, eso habría sido irresponsable, y habría sido, de mi parte, muy ambicioso, querer retratar a toda una comunidad, en base a una memoria familiar”. Sin embargo, reconoció que en los testimonios que fue recopilando, “muchos me hablaron que en sus comienzos sí la vivieron”.

Y en un salto al presente, planteó que era importante preguntarse si “somos capaces de reconocer de qué manera la comunidad palestina ha influido en nuestra cultura, porque a mí me parece que sí. Tenemos decenas, cientos de vocablos que provienen de la lengua árabe, tenemos calles que también refieren a ella, como el barrio Patronato, donde sabemos se asentaron muchísimos al llegar, y por supuesto a lo largo de todo Chile”, como en Concepción, Valparaíso, Viña del Mar y en ciudades pequeñas del norte y sur.

En el caso de la comunidad árabe, el trato fue cambiando con el tiempo. No obstante, sostuvo que “nosotros, como cultura chilena, tenemos una historia en donde ha habido discriminación, y en ese sentido no es exclusiva de una sola etnia, sino que ha cambiado, se mueve, también dependiendo de los tiempos, y también basta con escucharnos hablar (…) Todavía se ven ciertas marcas y otras más invisibles de discriminación, pero a mí me parece que no ya a los palestinos o sirios o libaneses, sino a otros grupos de migrantes”.

Con todo lo que ha pasado con el pueblo palestino y, desde su visión, el “genocidio” que enfrenta la Franja de Gaza, destacó que el país —con su Presidente Gabriel Boric— ha mostrado un gran apoyo: “eso es una muestra a nivel internacional de que Chile apoya al pueblo palestino y solidariza con el, pero también fuera como de los poderes del Estado, los ciudadanos chilenos han mostrado una gran solidaridad con Palestina”.

La Comunidad Palestina de Chile realiza la ceremonia “Desde Belén a Chile: una luz de unidad y esperanza” con la asistencia de Presidente Gabriel Boric. Crédito: Agencia Uno.

 “Para mí, ellos son la memoria viva; es un lugar que tiene 100 años”

Isabel lo describió como un lugar precioso, con muchas plantas, donde trabajan personas cariñosas: la Unión Árabe de Beneficencia de Santiago, en la comuna de San Miguel. Pero más allá de los paisajes, Baboun remarcó que “para mí era súper importante, porque si yo estaba trabajando con la memoria familiar y estaba trabajando con la memoria histórica, a mí me parecía que no podía no hablar con quienes todavía están vivos o bien llegaron desde algún país árabe o bien son hijos de quienes lo hicieron”.

Fue así como, tras conversar con su tío, quien le comentó que un amigo suyo se encontraba allí, Isabel supo que debía generar un encuentro con las personas. “Yo sentí muy fuerte en mi cuerpo que tenía que ir a conocer ese lugar, pero no conocerlo de manera turista”, explicó. Había un propósito: no se trataba de obtener confesiones ni de forzar una verdad.

“Mi única sensación o sentimiento era la de ir y escuchar. Por eso, conocerlo. Porque ellos eran la memoria viva para mí, son la memoria viva. Ahora, para poder hacer ese vínculo, les iba a leer cuentos y, a partir de esos cuentos, entonces ellos hablaban. Y lo que me contaban, a veces, tenía que ver con ellos y su memoria, pero otras veces no querían hablar de esas memorias porque, de verdad, eran incómodas o dolorosas. Pero hablábamos del cuento, y a partir de los cuentos que hablábamos aparecían sus historias”, detalló sobre como fue construyendo el vínculo con los adultos mayores.

Así, contó que en el acto de ir a leer o de ir a escuchar, de conversar con ellos y permitir que surgieran sus relatos, encontraba algo profundamente valioso. “Me parecía muy bonito. Nunca fue forzado, siempre fue espontáneo. Pero es un lugar que tiene más de 100 años. Sus familias no están vivas, están lejos. Es un espacio donde la memoria y el olvido se cruzan constantemente”.

Vera Baboun, embajadora del Estado de Palestina en Chile en una marcha durante el 2023 para denunciar la situación de la Franja de Gaza.

“Emigar es perder parte de tu familia, es perder un pedazo de tu tierra”

Este punto podría considerarse una especie de spoiler, pero uno de los temas que también aborda esta obra es el duelo: volver al inicio y, a la vez, al final. “Cierra con la figura de la madre también, y el libro habla de otro duelo más, que es el amigo de mi tío. Hacer memoria también es hacer un duelo. No migré como ellos desde tan lejos, pero escuchando los relatos de las personas que me hablaron de sus migraciones, me quedaba esta sensación”, expresó.

“Creo que emigrar es perder muchas cosas. Es perder tu lengua madre, es perder un pedazo de tu tierra, es perder una parte de tu familia, es alejarte de tu familia. Y sobre todo en el caso palestino es todavía más tremendo, porque muchas de estas migraciones no fueron… algunas fueron espontáneas, pero otras fueron impulsadas por guerras, por éxodos y por exilios forzosos. Entonces, también hay una pérdida obligada. Y cuando te sacan de un lugar de esa manera, es inevitable que se tenga que hacer un duelo también. Por lo tanto, el duelo significa muchas cosas en el libro”, añadió.

Y reiteró que no se trata solo de una pérdida física, sino también simbólica, marcada por el no retorno. “Muchos migrantes, cuando se fueron y dejaron Palestina o dejaron Siria o el Líbano —que son las tres comunidades más grandes que llegaron acá, primero la Palestina y luego las otras dos— tenían la esperanza de volver. Y no sucedió en la mayoría de los casos. Entonces ahí también se hace otro duelo”.

Manifestación realizada en 2024 en solidaridad con el pueblo palestino y en denuncia por la situación en la Franja de Gaza. Crédito: Agencia Uno

Baboun y la irrupción de Donald Trump

En el plano político, existe una decisión de homenajear a las mujeres palestinas. Sobre este tema, Baboun aclaró ciertos puntos clave para comprender esta arista. En ese sentido, reconoció que, si bien existe una estructura patriarcal, dentro de este sistema las mujeres “siempre se interesaron por agruparse, organizarse y defender sus intereses (…) No es la caricatura que se cree, que son solamente mujeres víctimas o subyugadas a los poderes masculinos”.

Enfatizó que, si bien hay casos donde ellas están regidas por dictámenes o reglas impuestas por sus maridos —como ocurre en muchas culturas—, en el pueblo palestino existe “un respeto y cuidado por la mujer. En ningún caso yo podría decir que es una cultura machista, porque no es así”. Sin embargo, reconoció que también existen historias de violencia, las cuales responden a distintos contextos y dinámicas sociales.

Sobre la coyuntura política internacional, y en particular ante las recientes declaraciones de Donald Trump sobre la Franja de Gaza, en el cual afirmó: “Tener una fuerza de paz como la de Estados Unidos allí, controlando y apropiándose de Gaza, sería algo bueno”, y agregó: “si trasladas a los palestinos a diferentes países —y hay muchos países que lo harán—, realmente tendrá una zona de libertad. La llamarías zona de libertad, una zona de libertad, una zona donde no se matará a la gente todos los días”.

Frente a esas declaraciones, Baboun respondió que “las palabras hablan por sí solas. O sea, es una aberración escuchar a un presidente, del país que sea, pero sobre todo al presidente de los Estados Unidos, que sabemos ha dicho una serie de declaraciones, como por ejemplo ‘no vamos a reconocer otro género que no sea hombre y mujer’, o, por ejemplo, ahora lo que pasó recién esta semana sobre la guerra arancelaria”.

“Es un hombre que claramente no está pensando en el bien común, sino en el bien individual. Y yo me atrevería a decir: ni siquiera en el bien individual de su país, sino que en el suyo. Y desde ese lugar no cabe, por supuesto, ninguna intención humana en relación con Gaza y al pueblo palestino”, remarcó la escritora sobre Trump.

Por lo mismo, subrayó la importancia de reconocer al pueblo palestino como Estado, ya que “significa darle lugar en la historia y en el futuro”. Y concluyó que “cuando un presidente se mofa de esa manera de una tierra que ha sido atacada por todos sus frentes, y hace —con inteligencia artificial— de transformarla en una especie de resort vacacional o paradisíaco, yo creo que cualquier palabra queda corta frente a eso. Y es no tomar en serio la vida humana”.