Los efectos de la guerra comercial en el mundo: Un panorama que se ve todo menos esperanzador

Por Sebastián Aguirre

07.04.2025 / 10:23

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El periodista y conductor de CNN Chile Radio reflexionó sobre el frágil escenario económico mundial en medio del alza de aranceles interpuesto por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.


Estamos iniciando un periodo de aguas muy turbulentas para el mundo. La incertidumbre es el sentimiento preponderante después del explosivo anuncio de Donald Trump la semana pasada de imponer aranceles a literalmente casi todo el mundo.

El mercado está hablando por estas horas y solo ve una cosa: que la economía global está entrando en una tormenta. Los mercados bursátiles se desplomaron nuevamente este lunes con caídas que no se veían desde la crisis asiática de fines de los 90. La palabra recesión vuelve a resonar y sobrevuela como un fantasma amenazante.

Desde inicios de la pandemia que no se veía volatilidad tan fuerte. Esta vez, eso sí, la culpa no es de un virus. Peor aún, es un daño autoinfligido por el presidente de Estados Unidos y el cambio de las reglas del juego global más importante en un siglo. Y eso es lo más preocupante.

No se trata del volumen de las tasas o de cómo puede negociarse, sino del orden mundial que Trump busca construir de aquí en adelante. Uno de competencia más que de colaboración, de proteccionismo en vez de integración. Y los mercados le están tomando el peso al efecto que tendrán esas medidas impuestas por Donald Trump y sus planes hacia el futuro.

Estados Unidos podría entrar en una contracción que va a arrastrar a todo el mundo y estaremos en una etapa durísima, justo cuando recién estábamos logrando estabilizarnos del shock que había generado la pandemia. La pregunta es si el mundo está en condiciones de resistir otro episodio como este, de contracción de la actividad económica con el que se avecina.

Una desaceleración que tendrá efectos locales también muy fuertes. Si el mundo crece menos, nosotros también. Y hoy Chile está en una posición mucho más frágil que hace cinco años. La deuda pública ha aumentado, nuestros ahorros soberanos se han reducido, la inflación sigue en niveles altos.

Si bien se logró la estabilización macroeconómica después de la pandemia, el margen de maniobra parece mucho más reducido. ¿Qué puede hacer un país pequeño como el nuestro? Poco, de partida. Aferrarse a toda instancia multilateral que ayude a fortalecer los principios de integración comercial que tanto nos han servido en 35 años.

La búsqueda de nuevos mercados para nuestras exportaciones está bien orientada, pero son procesos largos y lentos, más de lo que requiere esta crisis en ciernes. Y los efectos de corto y mediano plazo exigirán medidas mucho más ágiles de parte del Estado, no solo del gobierno, para tratar de amortiguar el golpe.

Ya el efecto político será otra cosa. La historia nos ha mostrado en varias ocasiones y magnitudes que los momentos económicos más dramáticos suelen derivar luego en cambios sociales y políticos que pueden ser sumamente traumáticos y dolorosos.

Con una guerra en curso en Europa, un agravamiento de la crisis del Medio Oriente y otros focos de conflicto geopolítico, el panorama hacia adelante se ve de cualquier forma menos esperanzado.